Sin vuelta atrás (4ta. Parte)
El mismo día
Málaga
Iván
Qué difícil era hablar con Camila. Pero no iba a rendirme tan fácil; insistiría hasta lograr su perdón, hasta volver a ser parte de su vida. Cada palabra suya era una pared, pero yo seguía buscando una grieta por donde entrar. Había aprendido que, a veces, amar significaba esperar el milagro con la mano en el corazón, confiando en que su amor aún pesara más que mis errores.
El silencio se alargó como una losa entre nosotros. Su mirada me confundía: no sabía si en sus ojos quedaba rencor o un rescoldo de ternura.
Di un paso hacia ella, tragué saliva y aclaré la garganta.
—Camila… quiero empezar de nuevo. De cero, si es necesario, pero quiero ganarme tu perdón.
—¿Ahora vas a jugar al novio perfecto? —soltó con una ironía que me atravesó.
—No quiero jugar, quiero corregir lo que hicimos mal. Nunca tuvimos una relación normal… ni una cena a la luz de las velas, ni una cita sin miedo. Cena conmigo, ¿sí?
—Iván, entre nosotros la palabra normal carece de sentido —res