La mañana siguiente despierto lentamente, la luz del sol se filtra a través de las persianas que anoche, olvidamos terminar de cerrar cuando caímos a la cama. me remuevo cuando siento algo o alguien acariciando mi piel desnuda. El calor que siento entre las piernas me hace arquear instintivamente, y antes de que pueda procesar lo que está sucediendo, una boca cálida y húmeda se cierra sobre mi centro, chupando y lamiendo con un abandono que me hace gemir y cerrar los ojos. Mis manos se aferran a las sábanas arrugadas y clavo las uñas en el tejido mientras un sonido gutural escapa de mis labios entreabiertos. Abro los ojos de golpe, jadeando en busca de aire, y veo la cabeza de Alexander. Se encuentra arrodillado entre mis piernas, su cabello oscuro es lo único que veo sobre su rostro mientras se concentra en darme placer.
La habitación se encuentra envuelta con un toque de luz dorada de la mañana, las cortinas dándole a la escena con un tono cálido y sensual. El aire huele a sexo y a