CAPÍTULO 42

Diez minutos después estoy terminando de colocar los cubiertos y siento cómo la respiración se me agita, como si hubiera corrido una maratón. Y, en cierto modo, lo he hecho. No una maratón de kilómetros, sino de excusas y de movimientos rápidos, de la prisa con la que había ido a mi habitación para cambiarme antes de que alguno de mis padres notara algo raro.

Todavía puedo sentir el sudor frío en la nuca, recuerdo del instante en que recorrí el pasillo con el corazón desbocado, rezando para que nadie me interceptara.

Había abierto la puerta de mi cuarto casi de un empujón y me encontré con ese espacio tan mío y tan ajeno al mismo tiempo. La cama intacta del día anterior y algunas de mis cosas aún están en los cajones, apenas alcanzaban para simular una normalidad que no existe. La mayoría de mis pertenencias están en la otra habitación. La suya. La nuestra, en apariencia.

Me visto a toda prisa con unos vaqueros y una camiseta de tirantes. Nada complicado, nada que llame demasiado la a
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App