Mientras todos hablaban al mismo tiempo en el salón, fui a buscar las copas que había pedido Heitor. En cuanto me di la vuelta, me topé con Theo.
Nos miramos fijamente y él preguntó:
- ¿Dónde está mi regalo?
Me mordí el labio y sonreí:
- Es una sorpresa. Y no está aquí. Tienes que ir a buscarlo conmigo.
- ¿Cuándo lo recogeremos?
Miré el reloj y marcaba las siete de la tarde:
- Tenemos que estar allí antes de las 10pm.
- ¿Eso significa que tenemos tres horas para cenar, decirles la verdad a nuestros padres y luego echarlos?
- Más o menos. - Me eché a reír.
Theo me abrazó y oímos la voz de mi madre:
- ¿Estás... ¿Va todo bien?
Inmediatamente levantó los brazos, cogiendo unas gafas de la estantería, mientras yo volv&ia