En cuanto Theo y yo llegamos a casa de Ben y Anon, las niñas vinieron corriendo hacia nosotros. Theo abrazó a Kimberly y yo a Monique. Solté la correa de Pussycat y lo solté en el patio para que pudiera corretear.
- ¿Habéis traído regalos? - preguntó Kim.
- Qué vergüenza, princesa. - Ben escondió la cara - ¿Qué he dicho de pedir regalos?
- Que sólo podemos pedírselos a Ben y a Anon. - Moni reprendió la actitud de su hermana, dándole la respuesta.
- Pero si trajimos regalos - le dije. - Todo el que cumple años necesita un regalo. Es la tradición.
- ¡Mira el tamaño del regalo que trajo Heitor! - Monique quería bajarse de mi regazo.
Las dos salieron corriendo en dirección a mis padres. Anon se acercó a nosotros y pasó el brazo por el hombro de Ben.
- ¿Qué tal? ¿Cómo ha sido organizar tu primera fiesta de cumpleaños infantil? - pregunté, viéndolos tan felices, con el amor desbordando en sus ojos.
- A Ben le encanta todo lo que sea divertirse. En otras palabras, se lo tomó con calma. - Ano