Richard tenía el sobre abierto en sus manos. Sus ojos, antes llenos de enfado, ahora estaban fijos en la hoja de papel, donde el resultado positivo y el tiempo de gestación (cinco semanas, justo en la época de su relación gritaban la verdad.
Melania quiso arrebatarle el sobre, lanzándose hacia él, pero fue demasiado tarde. Richard actuó con rapidez e inmediatamente sacó el contenido, quedándose impactado ante la noticia del embarazo.
—Estás embarazada —murmuró Richard, su voz apenas un soplo. Su mirada se levantó del papel para clavarse en el rostro pálido de Mel—. Aquí dice que tienes cinco semanas, poco menos del tiempo que tú y yo estamos juntos, por lo que solo puede significar una cosa.
—Ese bebé es solo mío —dijo Mel, con el cuerpo temblando, las manos cerradas en puños a sus costados—. Tú no tienes por qué involucrarte.
—¡¿Qué estás diciendo?! —gritó Richard, arrugando el papel con frustración—. ¡Por supuesto que tengo que involucrarme! ¡Tengo tanto derecho como tú a formar par