**SANTIAGO**
Me duele dejar encerrada en mi auto a Andrea, pero es lo mejor. Conozco de lo que es capaz Valeria y no voy a arriesgarme a que le haga daño. Ajusto los seguros desde el llavero, activo la calefacción y me alejo con el corazón apretado. Sé que se va a enfadar, pero prefiero su enojo a su sufrimiento.
Camino por el centro comercial aparentando normalidad, con los ojos bien abiertos en busca de ella. La veo a lo lejos. Está distraída, observando su celular, así que me detengo frente a un pequeño local de café. Pido uno y mientras me lo preparan, trazo mentalmente el plan.
Tengo que fingir que todo esto es casualidad. Con Valeria cada detalle importa, cada gesto puede encender sus alarmas.
Así que respiro hondo, sostengo el vaso de café entre las manos y me preparo para actuar.
Me acerco despacio, con pasos medidos, llevando el vaso de café en la mano como si nada. Doy un sorbo, otro más, y justo cuando estoy lo suficientemente cerca, finjo que nos chocamos. Y derramo el caf