**SANTIAGO**
—No crean que voy a perder todo en lo que he invertido —dice la voz,
Siento como si la sangre dejara de fluir por mis venas. Y en mi pecho, el pánico toma forma, quemando cada rincón con un fuego que no puedo extinguir.
—Si dispara… muero con ella —pienso.
Andrea tiembla. Sus ojos están abiertos de par en par, dilatados, fijos en los míos. No hay lágrimas, no aún. Pero está al borde, su labio inferior vibra con miedo, y sus manos… sus manos tiemblan.
Henry levanta ligeramente la mano, para dar una señal táctica.
—Detente —la voz de Cesar suena. Si haces un movimiento… ella muere.
No puedo respirar. Cada fibra de mi cuerpo me grita que avance, que la arranque de esos brazos, que haga algo.
—¡Suéltala! —grito desde el centro de mi alma, tan primitivo que ni siquiera sé si soy yo el que ha hablado o si ha sido el instinto que me consume.
El tipo gira apenas el rostro, lo suficiente para dejarme ver sus ojos encendidos por la demencia.
—Un paso más, y juro que no tendré pieda