**LEONARDO**
Regreso al apartamento con una verdad que me carcome por dentro, una que no quería aceptar, mucho menos enfrentar: traté mal a mi mejor amiga, y no tengo excusas para justificarlo.
Abro la puerta sin saber qué voy a decir, si es que diré algo. Apenas entro, los veo, separados por esa distancia incómoda que sólo puede crearse después de una discusión o una verdad a medias. Andrea está sentada en la barra de la cocina, sosteniendo una taza entre las manos, mientras Santiago está de pie, junto a la ventana, con la mirada fija en ella.
Ambos levantan la vista, pero yo no digo nada. Camino directo al sillón, y me dejo caer como si las piernas ya no pudieran sostenerme, como si todo mi cuerpo hubiera decidido rendirse.
—Camila se fue —anuncio al fin.
Andrea reacciona al instante, se endereza como si la hubieran pinchado con una aguja invisible.
—¿Qué? —susurra, con una mezcla de sorpresa y preocupación.
—El compromiso se rompió... y mi padre está que echa fuego, quiere verme, q