**CAMILA**

Sus palabras se quedan flotando en el aire, como una melodía triste que no necesita más acordes. Me quedo mirándola, con esa mezcla de complicidad y nostalgia que nace solo entre dos almas.

—¿Te quedas esta noche? —pregunto con voz suave, como si no quisiera romper el delicado hechizo que se ha formado entre nosotras.

Andrea duda por un segundo. Se muerde el labio inferior y baja la mirada, luego suspira.

—Pero mañana hay clases. Además… no traje ropa.

Sonrío. De esas sonrisas auténticas que nacen del corazón.

—Yo te presto —respondo, encogiéndome de hombros—. No será la gran cosa, pero tengo una pijama extra y una camiseta que te va a quedar perfecta.

—¿Segura?

—Segurísima —respondo, poniéndome de pie mientras extiendo la mano hacia ella con una sonrisa cómplice—. Vamos, esta noche haremos una pijamada de chicas.

Andrea suelta una risa suave, de esas que no se le escapan con frecuencia, como si por un momento se permitiera olvidar todo lo demás. Me toma la mano, y en ese g