La noche había sido todo un suplicio, el sueño no llegaba y en todo lo que podía pensar, era en Mateo estando en el mismo sitio que ella. Fue toda una sorpresa verlo en la galería de Sonia, Aye no tenía ni idea de que todos ellos iban a asistir. Un gran esfuerzo tuvo que hacer para no revelarse frente a él, cuando lo vio con ese oscuro traje y ese porte de hombre importante de negocios; su elegancia la había dejado sin hablar y sabía muy bien que, si dejaba un poco de más sus ojos en él, Mateo se iba a dar cuenta de los sentimientos de ella y todo iba a ser más difícil. En cuanto la joven cruzó la puerta de cuarto, se precipitó a la ventana para poder ver a Mateo y Dylan allí, luego de llegar, le agarró remordimiento por dejarlos solos y no tenía ni idea de lo que pudiera llegar a pasar entre ellos, pero por suerte solo se dijeron algunas cosas y Mateo se alejó a toda marcha. Cuando los ojos de Dylan se clavaron en el edificio, Aye comenzó a rezar para que él se fuera y no subiera, el