Mateo, ante esa contestación, su mente se va hacía Aye, no sabe por qué en realidad. Pero así fue, él solo podía pensar que lo que quería era a ella y no la podía tener, solo rezaba porque fuera por poco tiempo más, no estaba muy seguro si iba a poder seguir si ella en verdad había dejado de amarlo. Sin contar que estaba aterrado de dejar pasar mucho tiempo, eran solo tres meses, pero había aprendido que muchas cosas pueden pasar en tan solo dos días. Y para ser sinceros, estaba muerta de miedo de que Aye lo rechazara y estuviera en una etapa más fuerte con ese novio que tiene. Ese pensamiento lo hace agarrar con más fuerza el vaso de Brandy y rechinar los dientes.
—Todo va a salir bien —asevera Marcelo al verlo ido y apretando el vaso, sabiendo bien en donde está la cabeza de su amigo en ese momento.
—¿Y qué pasa sin ella en verdad dejó de amarme? —pregunta haciendo notar el miedo en su voz.
—¿En verdad le creíste cuando te lo dijo? —indaga, sabiendo bien lo que pasó entre ellos, ya