En el momento en que los hombres entraban en la cocina, Kim estaba interrogando a Helena sobre cómo había conocido a Dylan.
—Siempre tan sutil con sus preguntas —esboza Zack al escucharla.
—No me juzgues —entona Kim girando para ver a su hombre que se acerca a ella con una dulce sonrisa.
—Jamás lo hago —le murmura tomándola de la cintura por detrás para depositarle un suave beso en el cuello.
Helena observa con detenimiento la escena, era un hombre grande, de tez oscura con la piel llena de tatuajes; era extraño ver a un hombre que parece tan rudo, tan temido, como toca a su mujer con sutileza y siendo tan delicado. Dylan repara en la mirada de Helena absorta en sus amigos y sonríe al darse cuenta de lo que puede llegar a estar preguntándose esa joven.
— ¿Te llevo a casa? —le pregunta en un susurro.
Ella sonríe y asiente con la cabeza. Sin avisar que se iban, dejando que la pareja terminara de preparar el desayuno, juntos, ellos salen del apartamento.
Dylan deja a Helena en el Penthou