Miraba al techo con atención, cómo si este pudiera darle las respuestas que necesitaba.
Ya habían pasado cinco días desde que había despertado.
Cinco días en los que lo tenían yendo de un lugar a otro, haciéndole exámenes y preguntas de todo tipo, tratando de obtener respuestas, las cuáles intentaba evadir, no queriendo buscarse problemas innecesarios cuando se encontraba tan vulnerable y perdido.
Cualquiera podía venderlo a su hermano, no tomaría ese riesgo.
No sabía cómo estaban las cosas afuera y no quería pedirle a Adhara que investigara por él.
Sabía que la chica lo haría sin rechistar, podía ver en su mirada lo temeraria que era y su disponibilidad a brindarle su ayuda sin dudar, pero no estaba listo para poner su historia entre sus dedos.
Podía haberlo salvado y también podría ser sincera al decir que no conocía su nombre, pero no por eso podía entregarle su confianza ciegamente.
Miró hacia la puerta y suspiró cansado: apenas eran las diez de la mañana y la joven siempre iba a