DOUGLAS WARD
—¿Me oíste?
—Douglas, no puedo pensar bien cuando todavía estás dentro de mí, ¿qué acabas de decir? —preguntó Aurora, y yo sonreí. Decidí provocarla un poco. Me moví y ella gimió, pero antes de que pudiera disfrutar de la sensación, me aparté. —Douglas... —se quejó, golpeando mi hombro. Me incliné y le di un ligero beso en los labios.
—¿Quieres casarte conmigo, Aurora? —pregunté, repitiendo lo que acababa de decir. —Sé que vas a pensar que estoy bromeando y que solo estoy apresurando las cosas por lo que está pasando con mi padre y todo eso, pero no es así. Llevo pensando en esto desde el día en que entraste en mi oficina —dije, mirándola directamente a los ojos.
—Esa mañana, cuando me desperté y no te vi en la cama, estaba a punto de empezar mi búsqueda, pero entonces entraste en mi oficina, de vuelta a mi vida. Aurora, llevo esto conmigo todos los días sin tener el valor de dártelo. —Dios mío, era tan hermosa.
—¿Llevas qué contigo? —susurró.
—El anillo. No sabes cuánto