AURORA SUMMER
El reflejo en el espejo parecía pertenecer a otra persona.
Parpadeaba y aun así no podía creer que fuera yo la que estaba allí, con el cabello recogido en un moño delicado, el maquillaje perfecto y aquel vestido blanco que siempre imaginé, pero que ya no tenía el valor de soñar con vestir.
Mi madre estaba detrás de mí, acomodando el encaje que cubría mis hombros con la misma delicadeza de cuando me cuidaba de niña. Sus ojos brillaban de emoción, y su sonrisa era una mezcla de orgullo y nostalgia.
—Estás tan hermosa... —murmuró, con la voz entrecortada—. Parece que he vuelto en el tiempo y estoy viendo a mi niñita jugando a la novia con las sábanas de la cama.
Reí por lo bajo, recordando las veces que hacía eso. Me envolvía en las sábanas blancas y las arrastraba por el suelo como si fueran una cola. En aquella época, no tenía idea de lo dura que podía ser la vida. Ni de lo generosa que también podía ser.
—Mamá... —me giré hacia ella, tomando sus manos—. Gracias por estar