Lyon salió del baño tras calentar su cuerpo y vestirse con un pantalón oscuro y camisa de seda suaves. Se corrió el cabello aún húmedo hacia atrás y miró por la ventaba. La lluvia, a pesar de haber transcurrido un buen tiempo no parecía querer ceder.
En todo ese tiempo, y aunque les había preguntado a los empleados de allí, ninguno le había dado la confirmación de la ubicación de Ashary, como si tuvieran veneno en la boca que les impidiese delatarlo.
Hasta le daba ganas de salir y buscarlo él mismo, pero por respeto no podía hacerlo. Pronto la puerta de su habitación fue tocada y él esperó que esta vez fuera el omega. Nuevamente se equivocó, solo era otro empleado trayéndole algo para que comiera.
-Tu duque no tiene intenciones de recibirme- dijo con los dientes apretados. Ni siquiera esa cortesía.
El empleado se inclinó.
-El duque dejó dicho que cuando la lluvia cediera se le llevara en carruaje de vuelta al castillo.
Un gemido de indignación salió de los labios de Lyonhart. Como que