Pasaron algunas semanas desde que Roque había comenzado a investigar. Aunque no había encontrado pruebas claras de que Albertina estuviera detrás de todo, sí logró obtener las fotos de Santiago y su novio, como Amatista le había sugerido. Sin embargo, las dudas seguían rondando su mente. Roque no estaba convencido de que todo fuera tan simple como parecía.
Finalmente, decidió ir a ver a Santino. Sabía que era mejor aclarar todo directamente con él. No tenía sentido seguir dándole vueltas a algo que no entendía completamente. Así que, al llegar a la mansión de Santino, se sintió un poco más relajado que antes, pero aún con la necesidad de respuestas claras.
Santino lo recibió en la sala principal, donde parecía estar esperando a alguien. Al ver a Roque entrar, su expresión se mantuvo neutral, pero había una leve tensión en el aire. Santino no era conocido por abrirse fácilmente, y Roque lo sabía.
—¿Qué necesitas, Roque? —preguntó Santino, sin mucho entusiasmo, pero sin hostilidad.
Roqu