Capítulo 16: Su corazón.
Las niñas dormían luego de mucho rato de peleas con el sueño. Después de los cuentos, del agua, de los —mamá, no tengo sueño— y de las miradas que parecían buscar una respuesta que ni siquiera Cynthia tenía, el silencio de la casa era casi agresivo. Como si gritara todo lo que no había dicho durante el día.
Se quedó sentada en la alfombra de la habitación de Clara, con la espalda apoyada contra la pared y los brazos rodeando las piernas. El olor a shampoo de fresa todavía flotaba en el aire, mezclado con algo más sutil.
El rastro de él... de Mathias.
Era absurdo y lo sabía. Había estado en su casa poco más de una hora. Y, sin embargo, había dejado huella. No solo en las niñas. En ella también.
Cerró los ojos. La imagen de él sentado en el suelo, haciendo una figura de plastilina con Clara. Dios, había hecho una figura de plastilina. La golpeó con una ternura que dolía horrible. Él, con esas manos enormes que probablemente habían sostenido cosas mucho más duras, más pesadas, moldeando