Capítulo 20: Unidas.
El timbre sonó con insistencia y Mathias, que estaba en la cocina ayudando a Cynthia, se acercó a abrir. No esperaba ver a Daniel, pero ahí estaba, acompañado de un hombre corpulento que no apartaba la mirada de la casa.
—¿Puedo ayudarles? —preguntó Mathias, con la voz firme, mientras el rostro de Daniel se torcía en una mezcla de ira y desprecio.
—Vengo por mis hijas —dijo Daniel, sin cortarse—. ¡Cynthia, tú no tienes derecho a hacer lo que te dé la gana y menos a esconderlas de mí!
Mathias cerró un poco más la puerta para impedir que entraran sin permiso, pero Daniel la empujó con fuerza y ambos hombres quedaron cara a cara.
—¿Qué haces aquí, hombre? ¿Acaso no fue suficiente molestarla en la Fundación? ¿No puedes hablar sin invadir la paz de ellas? —la voz de Mathias era baja, pero cargada de advertencia.
—Lo que debería haber hecho hace años. Porque tú, que llegas de la nada, no eres más que un intruso que quiere robarme lo que yo hice —escupió Daniel, con desprecio.
En ese momento