Capítulo 67

El rey alfa dejo un rastro de besos por el cuello de Calia, sacándola de su sueño. Suspiro y dejo salir un bajo gemido cuando Aleckey envolvió un pezón por encima de la seda que llevaba cubriendo su cuerpo. Lo escucho gruñir bajo, acaricio su cabello rojo y los ronroneos no se hicieron de esperar.

Siguió descendiendo hasta quedar en medio de sus piernas, beso la cara interna de sus muslos y luego deslizo su lengua por el sexo de Calia arrancándole un gemido.

—Ale —jadeo.

Se abrió para él sin reservas, húmeda, temblando, sabiendo exactamente lo que venía. Él se acomodó mejor entre sus piernas con hambre, no de cuerpo, sino de ella. Cuando su lengua la tocó nuevamente, lo hizo sin piedad, lento al principio, saboreándola como si fuese un manjar prohibido.

Calia soltó un gemido ahogado, y él lo tomó como una señal. Su lengua se volvió más firme, más atrevida, deslizándose entre sus pliegues con precisión, con maestría. La devoraba. No había otra palabra. La lamía sin prisa, sin vergüenza
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