KAESAR:
Nuestro destino estaba en juego y podría ser nuestra perdición. Cada palabra de la figura resonaba burlándose de la fragilidad de nuestra situación. Kian, mi lobo, sintió cómo su instinto reclamaba lo que desde siempre había sido suyo.
—No permitiré que juegues con nosotros —dije, firmemente—. La promesa que hice no será un sacrificio en tus manos. La sombra destelló disfrutando de nuestro desasosiego. El colgante danzaba en su mano, el símbolo del pasado colisionando con el futuro que aún estaba por definirse. Con cada respiración, la magia en el aire crujía, tejiendo entre nosotros un destino complicado y oscuro.—¿Así que te crees fuerte? —preguntó, burlonamente. —Tienes que aprender que la verdadera fuerza se encuentra en aceptar lo inevitable. ¡Entregame a tu Luna y el pod