KAELA:
Mantuve el escudo de energía plateada extendido sobre nuestras tropas, con mis ojos brillando con el poder ancestral mientras observaba a mi compañero enfrentarse a Rufén. El esfuerzo de proteger a cientos de guerreros era considerable, pero mi poder como Alfa Real fluía con fuerza a través de mí.
Los brujos de los Arteones lanzaban hechizo tras hechizo contra mi barrera, sus magias oscuras estallando en destellos púrpura contra el resplandor plateado de mi protección. Cada impacto hacía temblar el escudo, pero mi determinación era más fuerte.—¡La Luna protege a los nuestros! —grité, intensificando el brillo de mi poder. Los símbolos ancestrales en mi pelaje blanco resplandecían como estrellas, canalizando la energía pura de generaciones de Alfas.Fue entonces cuando escuché las palabras de Rufén sobre Artemia y Lirael