KAELA:

Nina se sobresaltó, tomándome del brazo para estabilizarse. Sus ojos, que antes brillaban con incertidumbre, estaban ahora llenos de de terror y urgencia.

—No hay tiempo, debemos salir de aquí —dijo con voz rasposa. —Llamé al Alfa Kaesar, mi Luna.

Pero yo no podía moverme ni tampoco llamarlo. Sentía cómo el frío se apoderaba de mis extremidades, como si el eco de aquel aullido le hablara a algo escondido dentro de mí, algo que había estado dormido toda mi vida.

—¡Alfa Kaesar! —gritó Nina, jalándome de nuevo. Sus uñas se hundieron en mi brazo, devolviéndome al presente. —Kaela, mi Luna, tiene que correr, reaccione.

—¿Qué es lo que viene? —pregunté, tratando de mantener la calma, aunque sabía que mi voz tembló un poco.

—Una bestia, un lobo de sombra —susurró mientras me empujaba hacia el túnel más cercano—. Es la consecuencia de un ritual incompleto. El poder que no se robó se convirtió en algo, hambriento. Es cosa de los brujos Arteones.

El concepto me era completamente extrañ