Ana es una chica de 17 años a punto de entrelazarse con su ser espiritual, su loba interior. Pero, en cuanto se encuentran, la tragedia baña de sangre su vida, todo por manos del alfa de su manada, el alfa Casius. Levy está muy ilusionado, ha logrado convertir en Luna a su amor de toda la vida, su amada Violeta, sin importarle la advertencia de la sabia del pueblo. Pronto se ve envuelto en una mar de dolor por culpa de sus decisiones y la maldición que lo persigue. Ana y Levy están marcados por su pasado, quienes solo ven una posibilidad para su futuro, sin siquiera prestarle atención a sus instintos, a pesar de la atracción que sienten el uno por el otro. Pero el destino les mostrará que él no se equivoca y que a pesar de ambos tratan de alejarse del camino él buscará la manera de que vuelvan a él, envueltos en llamas por la pasión que sienten el uno por el otro. ¿Podrán escapar a su destino? ¿O simplemente, se dejarán arrastrar por su pasado? Y mientras lo descubren, un amor que quema sus corazones, los une y separa constantemente, a tal punto de que no pueden vivir el uno sin el otro, en una relación tan excitante como embriagadora.
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Manada Luna Escarlata.
Ana.
― ¿Es cierto lo que dijo la abuela? ―le digo a mi padre, quien está en su cama junto a mamá―y ya dejen de fingir que no les importa ni un poco lo que va a suceder hoy―les reclamo, en cuanto están a punto de regañarme.
Otra vez. ―Ya te lo hemos dicho, Ana―me reclama mi madre―conocer a tu loba interior es algo que debes hacer sola―me repite y yo respiro profundo. ―Pero ya he esperado demasiado tiempo en el borde del bosque y no pasa nada―les digo aburrida―incluso, la luna llena está en lo alto del cielo, pero parece que la loba no quiere aparecer―les señalo. ―Y si no esperas afuera como te hemos dicho, no te visitará jamás―me advierte mi padre esta vez―ahora, ve afuera―insiste, pero yo no quiero irme, realmente. Porque en verdad tengo miedo. Todo el mundo espera este día, cuando por fin cumplen los diecisiete años y su lobo interior se presenta para unirse a ellos. En cambio, yo tengo un escalofrío que me recorre los huesos. Como si algo estuviera muy mal en mí. Y es que tengo tantas dudas. ¿Y si no es la loba que espero, una fuerte y poderosa? Y si esta loba es una cobarde y tímida, ¿debo enlazarme con ella toda la vida? ―Entonces, si mi abuela tiene razón y no me enlazo con mi loba interior, ¿seré una loba incompleta? ―le digo porque ese es mi mayor temor, y sí, lo sé, me ganaré una gran reprimenda.Nuevamente.
Entonces, mi padre me toma por los hombros y me lleva devuelta hacia la salida y hacia el borde del bosque, en donde se encuentra nuestra pequeña cabaña, mientras habla conmigo. ―Todos tenemos temores el día de nuestro enlace, Ana―me indica con voz amable―pero es algo que todos debemos pasar, nos guste o no―me señala y me regala una sonrisa―ahora ve y quédate en el viejo tronco, hasta que tu loba aparezca, ¿de acuerdo? ―me pide y yo trago en seco ―Pero, y si... ―trato de decir, pero mi padre me pone un dedo en la boca para que me calle ― ¿Y si tu loba solo es tímida y es por eso que no ha venido a ti, aún? ―me señala― ¿crees que vendrá si nos ve a tu lado? ―me hace ver―ahora, quédate aquí y espera, por favor―me indica, infundiéndome valor, y yo asiento con la cabeza y él se va nuevamente a la casa.Entonces, me quedo sentada en el viejo tronco, el mismo en el que mi padre y mi abuela estuvieron cuando se enlazaron con sus lobos, y yo, pues, también tengo que hacer lo mismo, como si esto fuera una vieja tradición.
Así que espero un rato más y nada. Y es cuando lo veo. En medio del bosque hay unas luces amarillas resplandecientes y poco a poco las luces se convierten en ojos y detrás de ellos, hay una figura. Su pelaje es blanco, lo cual me llena de terror. Todo el mundo lo sabe. El lobo blanco es símbolo de perdición.Y la figura del lobo blanco se detiene frente a mí, con su mirada resplandeciente mirándome fijamente.
Así que corro a la casa muerta de miedo y me escondo debajo de mi cama, esperando a que no me encuentre, sintiendo que me desmayo en el camino. Y siento que algo ha entrado a la habitación, una ráfaga gélida de viento, la cual apaga las velas de mi habitación, pero no queda a oscuras. Porque los mismos ojos amarillos resplandecen por todos lados. Ella está entrando lentamente y coloca su morro debajo de la cama en donde me encuentro."Oh, niña, te he esperado por mil años", me dice y yo sigo temblando de miedo, porque no me habla, sino que las palabras retumban en mi mente.
"¿Has esperado por mí?", le digo anonadada. "Sí, y ahora podemos entrelazarnos, para emprender este viaje juntas", me responde, algo que me asusta mucho más, " debes salir de ahí para que pueda unirme", me dice y yo estoy muerta de miedo, pero hay algo más allá que me impulsa a salir y mirarla bien. Su pelaje se ve casi plateado y resplandeciente, lo cual me intimida aún más. "¿Eres mi loba?", le pido saber, aunque ya se la respuesta, "¿la loba blanca de la perdición?", le señalo y me doy cuenta ahora, "entonces, estoy m*****a", le digo exaltada.Todo el mundo lo sabe.
"Tú traerás la ruina de mi familia", le espeto ahora, "por favor, vete de aquí", le digo con las lágrimas rodando por mis mejillas. Y antes de que pueda decir otra cosa, ella aúlla tan fuerte, que siento cómo las paredes crujen con fuerza. ― ¿Qué ha pasado? ―dice mi padre, quien entra con mi madre detrás, muy asustado porque saben que ese temblor fue causado aquí y ahora ven a la loba blanca en medio de mi habitación. ― ¡Por la diosa! ―dice ahora mi madre― ¡esto significa que... ! ―chilla, pero el miedo es tan grande, que no puede terminar de hablar. ― ¡Abran la puerta! ―dice un tipo ahora que toca muy fuerte la entrada principal de la casa, así que mi mamá se asoma para ver de quién se trata. ― ¡Son guardias del palacio! ―nos dice preocupada―deben haber sentido el aullido hasta el palacio―nos indica y la noto tragar miedo puro. ―Sabemos que están practicando brujería―nos acusa el tipo en la puerta―que han invocado al lobo blanco de la perdición―sentencia y en ese momento, la loba blanca se convierte en una neblina y desaparece. ―El castigo por brujería es la muerte―recuerda mi madre, asombrada por lo que acaba de pasar con la loba blanca.Y ahora, yo trato de hablarle y de saber qué sucederá con nosotros, pero no me lo permiten.
―Ven, por aquí―me dice mi padre ahora, quien me toma del brazo y me lleva al sótano―toma la puerta que da al bosque y no mires atrás―me ruega, pero yo, trato de luchar contra esto. ― ¿Y qué pasará con ustedes? ―les pido saber, mientras mi madre me abraza fuertemente. ―Solo ve y corre, pero lo más importante, no mires atrás―me ruega y me empuja por la puerta y la cierra detrás de ella.Pero, me resisto a irme como me han pedido, así que trato de abrir la puerta, pero mis padres la han cerrado con llave.
Y se escucha cómo han pateado la puerta de la entrada. ―Beta Carlisle, se le acusa de haber invocado a la loba blanca de la perdición―le dice a mi padre―de atentar contra la vida de nuestro amado alfa Casius―le espeta ahora y escucho cómo forcejean con él―pero ¿qué hay detrás de aquella puerta, su brujería? ―le piden saber, pero ellos no se mueven. ―Que la diosa te acompañe, ahora vete, has que esto valga la pena―dice mi madre en un susurro, que solo yo puedo oír, por ser hija de un beta. ― ¡Les dije que se movieran! ―le grita el guardia, pero, en lugar de que mis padres respondan, escucho como crujen sus huesos, mientras se transforman en feroces lobos.Entonces, escucho golpes y gruñidos, la muerte de alguno de ellos, y finalmente, los gritos de dolor de mis padres.
Y trato de ahogar un grito, pensando en que deben haber muerto, con el pánico inundando mi cabeza, y un profundo dolor en mi corazón, como si hubiera un hoyo en medio de mi pecho, solo de imaginarme lo que esos miserables guardias han hecho con ellos.
Todo por culpa de la sospecha del Alfa Casius.
Quiero salir corriendo por la puerta y atacar a los hombres que mataron a mis padres, pero antes de que yo pueda reaccionar, me habrán hecho pedazos.
El miedo a la muerte me detiene.
“Perdónenme, mis padres, no puedo vengarlos ahora.” Me estremezco y me acurruco llorando.
Es cuando escucho los pasos que se acercan a la puerta del sótano, así que seco las lágrimas y aprieto los dientes corriendo al final del pasillo, en donde sé que está la puerta que da al bosque, recordándome que no debo mirar atrás, como dijo mi madre.
Corro a todo lo que me dan mis pulmones. El aire se siente agrio y seco a medida que entra por mi nariz, mientras los ramalazos de los árboles cortan mi cara y mi piel, lastimándome, cuando me adentro más por el bosque.
Entonces, siento cómo unos brazos intentan agarrarme y en mi desespero por huir, soy desgarrada por esos miserables guardias, dejando mi cuerpo bañado en sangre, mientras corro por mi vida, y el miedo hace que la herencia de beta de mi padre se impulse por mis venas, haciéndome correr más fuerte y ágil que todos ellos, haciendo que deje a los guardias muy atrás, a pesar de que son más que yo.
Mis pasos me llevan al otro lado del bosque, lejos del peligro y justo en donde termina el territorio de mi manada.
Y en donde comienza el mundo humano.
~~~Ana.Un año más tarde.― ¡Bienvenidos sean todos a la Manada Regente, Luna Del Amanecer! ―indica muy entusiasmado Levy, al tiempo que tanto Levan como Lennon se encargan de cortar la cinta en medio de la plaza principal de la manada, mientras se escuchan los vítores de los invitados y los ciudadanos que han decidido venir a vivir aquí―ahora, ¡qué empiece la fiesta! ―les pide a todos y de inmediato se escucha la música de orquesta, la cual invita a todos a bailar.La algarabía ha despertado a nuestros bebés, los cuales son cargados por cada una de sus nanas, pero me resisto a pensar que esta será la manera en que serán tratados, recordándome cómo fueron mis primeros días con Levan y Lennon, un completo caos, y, sin embargo, me sentía muy entusiasmada por eso.― ¿Cómo piensas cargarlos a todos, Ana? ―me dice Levy poniendo los ojos en blanco y con una sonrisa pícara, que solo hace que me sonroje―ni con tres brazos podrías con todos―me comenta y es cierto.―Son mis pequeños y si la Di
~~~Ana.― ¿Levy? ―digo, en cuanto lo noto abrazando a mis hijos, algo que me trae una confusión de sentimientos, después de todos los meses que he estado esperándolo.Del dolor por su ausencia, la esperanza por volverlo a ver, la tristeza que me embarga contantemente, o la felicidad que ahora me invade, sabiendo que esto no puede ser un sueño, como los tantos que he tenido, pensando que irrumpirá en mi habitación y calmará mi maltratado corazón que solo quiere su presencia cerca de mí.―Por favor, dime algo―le ruego, con una lágrima insurrecta surcando mi mejilla, al tiempo que él está hablando con mis hijos.―Hagan lo que les he pedido, ¿quieren, mis pequeños? ―les dice y ellos asientan con la cabeza, al tiempo que les escucho un “¡sí, papá!” muy entusiasta y ambos se devuelven al salón de Luna Escarlata, en donde se celebra la unión de su alfa.― ¿Cómo has estado? ―le pregunto para cortar el frío silencio que se ha formado entre los dos―me alegro de que volvieras, que estés con nos
~~~Ana.Un mes después.―Debes comer, mamá―me dice Levan, quien viene por delante de una de las mucamas, con una bandeja de comida―la tía Leandra dice que tienes que ponerte bien y fuerte―me indica con una sonrisa, al tiempo que la mucama pone delante de mi una sopa―le dije que la sopa es aburrida y que a ti te gustan las galletas, pero me dijo que tú eres adulta y que ustedes deben tomar sopa… ¡Diac! ―me dice con su carita arrugada, algo que me hace feliz en medio de mi tristeza.―Anda, mamá, tienes que comer, para que nuestros hermanitos estén grandes y fuertes, también―me indica Lennon, quien viene con otra de las sirvientas―la tía Leandra dice que, si te portas bien, todos podremos comer galletas―me dice con una sonrisa pícara, algo que me anima mucho, así que empiezo a tomar la sopa y a mojar el pan con ella.Ellos tienen razón, no puedo deprimirme, si es que quiero que mis nuevos hijos estén sanos y fuertes, al igual que mis primeros hijos, a pesar de las enfermedades que los a
~~~Ana.Las manos me tiemblan, al tiempo que estoy tratando de abrir la dichosa carta, aunque, si debo ser sincera, tengo mucho miedo de su contenido, sin embargo, es mejor la más amarga de las verdades, que vivir en la zozobra.Entonces, lucho en contra de las lágrimas, las cuales no me dejan leer con tranquilidad.“Mi querida Ana.No te culpo, en serio que no lo hago, a pesar de que es lo que debo haberte hecho creer, luego de mi partida en medio de la batalla.Mi patética familia era todo lo que me quedaba de mi pasado, uno que me vinculaba a mis antepasados y a mis padres, los cuales perdí a muy corta edad.Siempre he sabido cómo eran, aunque las revelaciones posteriores, el saber que fue mi tío el causante de la muerte de mis padres o que se encargaron de llevar víctimas de Sombra Oscura a la bestia del abismo, por ejemplo, fueron mucho más aterradoras de lo que yo mismo viví en mi niñez. Mi tío jamás mostró compasión por nadie, y fue eso lo que aprendí a lo largo de los años.Q
~~~Ana.Con gritos de júbilo, todos los soldados marchan felices por las calles de la nueva manada, la cual está ahora abarrotada de gente, quienes están muy felices por nuestra victoria, al tiempo que llegamos a la casa de la manada, en donde me esperan mis pequeños, y noto que Levan está de pie y listo para correr a mis brazos, algo que me emociona muchísimo, al igual que observar cómo Lennon me mira directo a los ojos, y ya no hay ni una pizca de esa tela blanquecina que cubría sus pupilas.― ¡Mamá, mamá! ―me gritan muy emocionados.― ¡Ya puedo caminar! ¡Mírame! ―me dice Levan, quien no pierde el momento para zapatear, como si fuera un gran bailarín, en cambio, Lennon, quien es un poco más tímido, solo se limita a sonreírme.―No me había dado cuenta de todo lo hermosa que eres, mamá―me dice este, quien se aferra a mí como jamás lo había sentido.―Los he mantenido a salvo, como me lo ha pedido―me dice Ezra con una sonrisa triste―aunque vi que a Amadeo no le ha ido para nada bien―me
~~~Ana.“Ese miserable no se muere aún”, me dice Ateba con rabia, al tiempo que intenta hacer algo, justo en el momento que veo a una sombra que golpea a Casius por el costado con fuerza, haciendo que se desvíe de nuestra dirección y caiga al suelo aturdido.Se trata de Amadeo, quien ahora está transformado en lobo y supongo que está usando hasta su último aliento para protegernos.Pero no voy a socorrerlo esta vez, sino que me voy directo al cuerpo de ese miserable ex alfa, mientras Levy sigue aturdido y conmocionado. Entonces, simplemente, tomo una de mis garras y la hundo directo en su corazón, y enseguida su sangre comienza a emanar de su pecho como si se tratara de un manantial.―Levy, por favor, usa la daga―le pido, pero él sigue ahí, como si estuviera hechizado de alguna manera― ¡por favor, Levy, por nuestros hijos! ―le ruego esta vez y de algún modo, él logra reaccionar, aunque continúa en su atontamiento.Entonces, se acerca al cuerpo y corta la bruma roja en él, al tiempo q
Último capítulo