KAESAR
No podía creer lo que tenía delante de mis ojos. Mi madre no podía ser esa extraña y aterradora criatura. Había escuchado de los lobos oscuros que acabaron con la mayoría de los Alfas Reales, y ahora tenía a varios delante de mí. Solo podía pensar en cómo salvar a mi Luna.
—Vete, mi Luna. Yo los enfrentaré —repetí en su mente, transformándome en mi lobo, Kian. —¿Se te olvida que sin ti no puedo trasladar a la manada? —me recordó, y tenía razón. Reaccioné ante esas palabras. No iba a poder protegerla. Tomé su mano y pronuncié el sortilegio hasta donde estaban todos los miembros de la manada, asustados y listos para combatir. Pero volvimos a repetir el sortilegio y los trasladamos al territorio de la manada de las Lobas Estrellas Lunares, donde se encontraba mi verdadera mad