116. EL DESPERTAR DE ÁNCEL
KAESAR:
Entramos a la antigua cabaña de los Alfas, donde el polvo cubría años de historia y secretos. El aroma a madera vieja se mezclaba con el de pergaminos antiguos, mientras mi Luna se dirigía hacia el viejo baúl de roble que descansaba junto a la chimenea. Cruzamos el umbral, aquella que nuestros padres habían construido cuando aún soñaban con un mundo libre de conflictos. Mis dedos se entrelazaron con los de ella, y el leve contacto bastó para llenarme de la fuerza que siempre encontraba en mi Luna. El aire olía a madera húmeda, a recuerdos a medio morir entre las paredes que habían escuchado tanto.
—Aquí es —susurró, apuntando hacia un viejo arcón cubierto de polvo, en el rincón más oscuro del salón. —Mira esto —susurró ella, sacando un libro de cuero desgastado—. Es el diario de mi padre. Hay marcas de garras en la cubierta. Era un testigo de lo que estábamos a punto de descubrir. Nos arrodillamos frente al cofre, y con un movimiento firme, levanté la pesada tapa. Dentro, entr