Capítulo 94. Cuando el silencio cocina
Ginevra se levantó despacio, como si cada movimiento fuera una decisión calculada. La toalla seguía ajustada a medias alrededor de su cuerpo, y por un instante pensé que volvería a encerrarse detrás de esas capas invisibles que siempre llevaba con ella.
Pero no lo hizo.
Caminó hacia la puerta del baño, dejando huellas húmedas en el piso, y yo me quedé sentado al borde de la cama, observando cómo intentaba recomponerse sin perder lo que acababa de abrirme. Había algo en su espalda, ese ligero descenso de los hombros, esa vulnerabilidad que casi nunca dejaba ver, que me hizo querer levantarme y seguirla.
Pero no. No esta vez.
Ella necesitaba ese espacio.
Entró en cuarto de armario y salió vestida, aun con la toalla en la cabeza y se fue directo a la cocina.
La escuché moverse en la cocina. Cajones abriéndose, el sonido metálico de utensilios, la campana del horno cuando lo encendió sin pensarlo demasiado. Cocinar era su forma de respirar. De ordenar. De controlar un mundo que, por un mo