C34: Todos ellos están muertos.
El trayecto al hospital fue silencioso, Jared no dijo una sola palabra durante todo el camino. Mantenía los ojos incrustados en la carretera, con el rostro serio, los labios apretados y una tensión evidente en su mandíbula.
Nadia, sentada en el asiento del copiloto, se limitaba a mirar por la ventanilla, con el corazón encogido por todo lo que acababa de pasar en el estudio. Aunque siempre supo que su tío era una persona controladora, esta vez había ido más lejos de lo habitual, y su autoridad le resultaba cada vez más asfixiante.
Pero ahora no era momento para pensar en eso. Su abuela estaba en el hospital, y lo único que deseaba era verla, abrazarla, saber si al menos había tenido una noche tranquila. Ya la había visto en días anteriores, pero no podía frecuentar el hospital. Era por eso que cualquier oportunidad debía aprovecharla.
Al llegar al hospital, caminaron juntos por los pasillos hasta la habitación asignada. Jared caminaba ligeramente por delante y Nadia lo seguía con el pe