Cuando Nadia comenzó a relatar aquel episodio a Rowan, lo hizo con una voz quebrada, como si las palabras le arrancaran pedazos de sí misma a cada instante. Le confesó que, el día en que habían intentado forzarla a contraer matrimonio con Elian, le colocaron el vestido de novia y ella estaba resignada a lo que parecía inevitable. En medio de esa desesperanza, lo único que ella deseaba era contar con la presencia de su abuela, que la acompañara en la iglesia como una especie de refugio, de sostén emocional, alguien que pudiera darle la fuerza que tanto necesitaba para no quebrarse del todo. Sin embargo, Jared se opuso de manera tajante. Bajo ningún motivo aceptaba que su madre estuviera presente en aquella ceremonia, pues la mantenía recluida en una pequeña casa ubicada al fondo del patio, lugar en el que Nadia la cuidaba con paciencia y ternura.

Nadia recordó que, cuando fue a buscar a la anciana para llevarla consigo, Jared se interpuso en su camino con una serie de palabras crueles