Nadia lo miró completamente desconcertada, con los ojos abiertos de la sorpresa.

—¿Irme contigo? ¿A dónde se supone que quieres que vaya?

Rowan no la soltó y sus palabras no dejaron lugar a dudas.

—A donde sea, no importa el sitio. Lo único que tienes que entender es que no pienso permitir que entres a este edificio con él. ¿Qué tenías en mente, Alessia? ¿Qué pretendías al venir hasta aquí con él?

Ella se estremeció al escuchar cómo la llamaba "Alessia". Ese era el nombre que usaba frente a los demás, el disfraz con el que había decidido ocultar su verdadera identidad. Rowan jamás la llamaba por su auténtico nombre delante de terceros; sabía muy bien que debía proteger ese secreto.

—Respóndeme, ¿en serio pensabas subir al departamento de este tipo? —agregó Rowan.

Nadia alzó la barbilla con orgullo, aunque la inquietud seguía reflejada en sus ojos.

—Yo no tengo por qué darte explicaciones, Rowan. No eres nadie para pedírmelas. ¿Qué te pasa? Además, no iba a hacer nada indebido, así que