C139: Yo puedo enseñarte.
Nadia y Rowan tomaron asiento frente a frente, en una mesa cuidadosamente dispuesta, adornada con una vajilla elegante y un aroma tentador que se filtraba en el ambiente. Ella, al observar la presentación, no pudo evitar arquear una ceja con cierta ironía.
—Imagino que también contrataste a un chef profesional para esto.
Rowan, con una sonrisa tranquila pero segura, negó con la cabeza.
—No. Todo lo que ves aquí lo he cocinado yo mismo.
Nadia lo miró con sorpresa genuina y sus labios se curvaron en una expresión entre asombro y duda.
—¿Qué? No puedo creerlo… ¿De verdad lo hiciste tú?
—Así es —afirmó él con serenidad—. Es comida italiana, y para que lo sepas, aprendí de algunos de los mejores cocineros de este país. Por eso quiero que me digas con franqueza qué opinas.
Ella sonrió de forma inevitable. Había llegado a ese lugar con una disposición bastante distinta: no por deseo propio, sino empujada por la insistencia de Rowan y el interés que despertó en ella cierto regalo artístico de