Me casé con el hombre de mis sueños, mi amor desde la infancia, soñé que sería feliz para siempre, pero ahora mi esposo se ha convertido en el hombre de mis pesadillas, no lo reconozco. Su rostro, su cabello y su voz parecen ser del mismo hombre al que amo, pero sus ojos me aborrecen, ¿Quién es este hombre que ahora duerme en mi cama? Él no es quién yo creí, solo es mi esposo de reemplazo. ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me castiga con su desprecio? ¿Podré liberarme de él, algún día?
Leer másAmy Lang estaba de pie en el altar, esperaba con ansiedad, tenía la mano sobre su corazón, esperaba que Kenneth Leeman, su futuro esposo, llegará a la iglesia y la desposara, pero, aunque quería fingir una tranquilidad, lo cierto es que en su mente había una angustia, un temor que la carcomía por dentro:
«¿Y si se arrepintió de casarse conmigo? ¿Y si solo me deja plantada, sin posibilidad de una explicación? ¿Qué haré con mi corazón roto?»
Los pensamientos eran crueles, eran verdugos que iban contra ella, pero tenían algo de lógica; Amy Lang no era el amor de la vida de Kenneth, él había amado con locura, y por varios años a Julia Lang, su hermanastra, pero esa mujer lo despreció para casarse con un heredero millonario, que recién había llegado a Edimburgo, dolido, Kenneth se entregó a la depresión, pero Amy que lo amaba desde niña, luchó por un lugar en su corazón, hasta que ella misma le propuso ser su esposa, jurando que lo enamoraría y lo haría feliz.
Kenneth, fuera por despecho o por esperanza, aceptó casarse, ahora ella estaba ahí, con los nervios a flor de piel.
—Si te ha dejado plantada, será algo horrible, bochornoso, ¡Serás el hazmerreír de la sociedad! ¡Juro que Kenneth Leeman se va a arrepentir! —sentenció Claudette, su madrastra, Amy Lang la miraba con algo de tristeza, a pesar de todo, Claudette no era la madrastra cruel y despiadada de los cuentos de hadas, siempre fue amable con ella, pero Amy sabía que su hija Julia, siempre sería la prioridad de esa mujer, y si tenía que elegir, Amy estaría en el último lugar.
Su padre se acercó y tomó su mano, su padre la amaba como si ella fuera su tesoro, sufría con ella, y contenía la rabia, pensando que, si Kenneth no llegaba, sería lo último que haría, pues no toleraría semejante humillación contra su única hija
—Debe haber un error, un retraso, Kenneth jamás haría eso, por favor, compréndanlo, él llegará, él es un hombre de palabra, un caballero al que eduqué con grandes valores —dijo Fedora, la madre adoptiva de Kenneth cuando vio el rostro furioso del señor Lang.
Luego, el señor Leeman, se acercó a Lang, ofreciendo de nuevo disculpas, ante la bochornosa situación, los Leeman y los Lang eran socios, mientras los Lang producían vino, los Leeman lo exportaban por el mundo, así que esa boda, era una bendición para todos, era unir en una sola y poderosa empresa las grandes fortunas que tenían.
De pronto, la marcha nupcial resonó ante sus oídos, fue una escena bizarra, cuando la marcha nupcial siempre sonaba ante el caminar de una novia, ahora anunció la llegada del futuro esposo.
Amy se giró a mirarlo, sí, era Kenneth Leeman, era su figura idéntica, y su elegancia presente; vestía su esmoquin oscuro, con su botonier en el pecho, y una pequeña rosa, su mirada era severa, tan azul como helada, sus cabellos oscuros, Kenneth era tan atractivo como un Dios griego, con ojos grandes, nariz larga y recta, labios gruesos, quijada cuadrada, con ese gesto tan varonil y dulce que Amy adoraba.
Ella sonrió, enderezó su postura, y lo esperó con paciencia. Todos tomaron su lugar, y el sacerdote se preparó para iniciar la ceremonia.
El hombre se colocó a la derecha de la novia, había una seriedad en la mirada de Kenneth, que hizo que Amy dudara de si era feliz, ella luchaba por encontrar su mirada, él parecía rehuirla, pero, por fin, sus miradas se cruzaron, encontrándose, ella sonrió con un gesto dulce, en cambio, Kenneth parecía serio, su mirada era oscura, por un segundo, Amy tuvo un pensamiento que pasó como un relámpago iluminando su alma:
«Parece como si no fuera Kenneth» luego, creyó que era algo absurdo y lo olvidó, porque le pareció ridículo, ese era Kenneth, su mismo rostro, su misma piel, la misma estampa.
El hombre volvió a mirarla, cuando ella no lo hacía, él pensó que era la mujer más hermosa que nunca vio, y dudó de si realmente esa era Amy Lang, la mujer cruel y despiadada que habían descrito en aquella carta.
—Amelie Lang, ¿Aceptas ser la esposa de Kenneth Leeman? —exclamó el sacerdote
El rostro de Amy se iluminó y sus ojos brillaron, respondió al instante
—Sí, acepto.
—Kenneth Leeman, ¿Aceptas ser el esposo de Amelie Lang?
El hombre sintió que las palabras retumbaban en sus oídos, provocando un terremoto en sus emociones, ¿Podría casarse con esa mujer?
«¿Quién es Kenneth Leeman? Él no está aquí ahora, Kenneth Leeman está muerto, murió hace tres días de dolor y tristeza, arrancando su vida con sus propias manos.
Kenneth Leeman no soy yo, él no existe más, fue asesinado por la mujer que está a mi lado, quien no dudó en conseguir su amor, a costa de su infelicidad.
Yo no soy Kenneth Leeman, pero, soy su reemplazo» pensó con rabia en su corazón.
Los invitados estaban boquiabiertos ante el silencio sepulcral del novio, todos contuvieron el aliento, esperando que hubiese un rechazo, un escándalo.
—Kenneth Leeman, ¿Aceptas ser el esposo de Amelie Lang? —repitió el sacerdote
El hombre alzó la vista al párroco, y luego miró a la mujer, esbozó una sonrisa amarga, que a ella le pareció dulce
—Sí, aceptó ser el esposo de esta mujer —sentenció
—Los declaro marido y mujer, hasta que la muerte los separe, puede el novio besar a la novia —dijo el sacerdote con una gran sonrisa.
Amy y ese hombre se miraron fijamente, él acunó su rostro, ella tenía los ojos llenos de amor, e ilusión, él fingía, y rozó sus labios en un cálido beso
«Aquí comienza mi venganza, querida Amy, aquí comenzarás a pagar el daño que le hiciste a mi querido hermano, piensas que soy Kenneth Leeman, pero, yo no soy él; solo soy tu esposo de reemplazo» pensó
Mientras que para Amy Lang era una boda por amor, para John Miller era solo una boda de odio.
Amy Lang. Nunca vine cuando dije que lo haría, supongo que una parte de mí aún sentía dolor del recuerdo, pero hoy, me desperté sintiendo valentía. Limpié tu tumba, tu hermano la arregló, ahora es un hermoso lugar. No suelo pensar que las personas muertas están en el cementerio, pero, aún así, sentí que estar aquí era importante para mí. Si pienso en el pasado, fue duro, para los dos. Amamos sin medida, éramos parecidos en ese aspecto, sentí que algo nos unió por siempre, y míranos, sí, había algo que nos unía, el destino tiene sus jugadas, a veces parecen tan oscuras, pero suele salir el sol. ¡Oh, querido Kenneth! Estás aquí, como un tatuaje en mí, y en cada suspiro, anhelo que vuelvas a mí, es imposible, pero donde quiera que estés, debes saber que fuiste amado, tu hermano y yo te amamos, tal vez encontraste en tu camino a una mujer sin amor, pero, tu amaste, me enseñaste a amar con locura, siempre estás en mi corazón. Fuiste un puente que me llevó a mi felicidad. Te amo, suelo h
—¡¿Qué haces?! —exclamó Amy, quien tomó la mano de su madre, como si intentara protegerla, colocándola tras ella. Khan sujetó a Amy, soltó la mano de su madre. —¡Vendrás conmigo! —¡Aléjate! Amelie estaba ansiosa, terminó lanzando un golpe que conectó al pecho de Khan, él retrocedió. Amy se liberó, pero Khan tomó su arma y disparó a Amelie, dando un balazo a su estómago. Amy gritó aterrorizada. Khan se quedó perplejo, no esperaba llegar a eso, había sido un impulso. Se quedó quieto mirando la escena. Amy estaba junto a su madre intentaba contener la sangre, pero lloraba, sabía que no podría evitarlo. —¡Madre, por favor, no me dejes, no de nuevo! —Huye… —dijo con debilidad. Amy miró a Khan, miró a Amelie, que la miraba como si suplicara que lo hiciera, ella se desvaneció en sus brazos, Amy sollozó. —¡Maldición! ¡esto no debió pasar! —gritó Khan Amy sentía que era una pesadilla. Se levantó y echó a correr tan rápido como pudo. John que estaba llegando, corrió hacia ella, Amy
Amy y John caminaban rumbo al castillo de Glosk, llegaron pronto, admiraron el lugar, como siempre mucha gente estaba ahí. Hicieron fila, John le contaba todo sobre ese lugar. —Se supone que en la antigüedad este era el reino del rey Davis, y este era su segundo castillo, cuando él se casó con la reina Dakota. El castillo de Glenn era su residencia siendo un rey soltero. Entraron y Amy quedó maravillada, era un castillo medieval, un lugar antiguo que le inspiraba la sensación de haberlo visto por toda su vida. Él tomó su mano, la invitó a subir a lo alto del castillo, hasta la gran torre, y caminaron siguiendo ese rumbo. Amelie llegó hasta el muelle, se sentía humillada, triste, sintiendo que merecía más por ser la madre de la novia. Escuchó la voz de Khan, bajando de su yate, acercándose a ella. —¡Qué coincidencia! Señora Amelie, me alegro de vera. Amelie aún estaba molesta, pero disimuló, aunque Khan pudo notarlo. —¿Qué le tiene tan molesta? —Amy, ella me trató como si fuer
Amy estaba vestida de novia, se miraba al espejo y Rosaleen estaba observándola junto a Claudette, la ayudaron a peinarse y maquillarse. Sonrió al verse, estaba feliz, incluso más que cuando se caso con su esposo de reemplazo. —¿Estás lista, cariño? —preguntó Claudette —Sí, estoy lista. Sonrieron y bajaron, su padre estaba afuera, platicaba con su padre y cuando la vio, sonrió feliz, con ojos brillantes, se acercó a ella, besó su frente. —Mi amor, ¡Eres tan hermosa! Me alegro de que estés lista, deseo que seas muy feliz, y que sepas que siempre estaré aquí, para ti, tu padre te ama, siempre te amará. Amy lo abrazó. —Tengo al mejor padre del mundo, lo sé, te amo. Subieron al auto, y Rosaleen, Viktor y Claudette fueron en otro, siguiéndolos. John estaba al pie del altar improvisado, el sacerdote estaba ahí, los invitados sentados, el lugar adornado con rosas, con lazos de colores, la playa a los lejos, y los acantilados que daban la visión de ser un lugar en el paraíso. Cuando
—Déjeme ayudarla, usted merece el perdón de su hija, yo puedo hacer que lo obtenga. Amelie abrió ojos enormes al mirar a ese hombre. La llamó un día antes, diciéndole que podría ayudar a que recuperara el amor de su hija Amy, Amelie estaba desesperada, ya que Amy ni siquiera le dejó estar al lado de sus nietos. —¡¿Y como lo hará?! ¡Me urge recuperar a mi hija! Por favor, quiero conocer a mis nietos. Khan sonrió con malicia, Amelie era una presa fácil para un depredador como él. Pero, Khan también estaba frustrado, buscando como acercarse a Amy, ya que no podría hacerlo por la orden de restricción que interpusieron en su contra, eso lo estaba matando, era una tortura. —Yo la ayudaré para que hable con ella, sin que pueda rechazar, solo tiene que atraerla al lugar. —¿Y como lo haré? —exclamó Amelie. —Solo debes llamarla, cítala en mi yate, ella no sabe que es mío, dile que lo rentaste para hablar, yo te ayudaré para que te perdone, peor no debes decirle que estaré ahí, si ella se
Dos meses después. John miraba a Amy amamantar a uno de los bebés, el otro estaba durmiendo en su cuna. Él sonrió al verla. —¡Eres tan hermosa! —exclamó Ella levantó la vista y sonrió. —Te amo. —Yo te amo más. Cásate conmigo, otra vez. Ella lo miró con ojos grandes, sus ojos se volvieron llorosos, creyó que bromeaba. —¿Bromeas? —Claro que no, quiero casarme contigo, está vez no como un reemplazo, sino como el hombre que te ama. Ella sonrió. —Si quiero casarme contigo. Él se acercó cargó a su bebé, John besó su rostro pequeño —Mi dulce Noel, papá no tiene una sortija para mamá, promete que a ti no te pasará. —¡Oye! Nuestros hijos no darán ninguna sortija hasta dentro de muchos, muchos años. —¡Qué mamá tan celosa! —exclamó sonriente. —Nos casaremos en tres meses, en la isla, frente a los hermosos acantilados. Él sonrió al escuchar sus palabras. —Como tú digas y ordenes, yo por mí, me casaría mañana mismo, te amo tanto. Amy llevó a dormir al pequeño Noel, estaban durmie
Último capítulo