Cuando Althea se muda a un nuevo país, lo último que espera es verse atrapada en una guerra sobrenatural. Dejando atrás su vida en la ciudad, busca un nuevo comienzo en una pintoresca localidad rodeada de montañas y bosques antiguos. Pronto, Althea conoce a dos jóvenes misteriosos que cambian su vida para siempre. Gabriel es etéreo, con una presencia calmante y una sonrisa que parece iluminar el mundo. A su lado, Althea siente una paz indescriptible, como si todo tuviera sentido. Pero también está Lucian, oscuro y encantador, con una intensidad en su mirada que la hace sentir viva de una manera completamente diferente. La atracción que siente por ambos es innegable, pero Althea pronto descubre que Gabriel y Lucian no son simplemente dos chicos más: Gabriel es un ángel, y Lucian, un demonio. Ambos están perdidamente enamorados de ella y harán cualquier cosa para ganarse su corazón, incluso enfrentarse entre ellos en una batalla que podría desencadenar consecuencias catastróficas para el mundo humano. Althea se encuentra en el centro de una lucha entre el bien y el mal, y deberá tomar decisiones difíciles que afectarán no solo su vida, sino el destino de todos los que la rodean. Mientras Althea navega por sus sentimientos y los secretos que ambos chicos ocultan, descubrirá que su propio destino está entrelazado con el equilibrio del universo. En un mundo donde los ángeles y demonios existen, y el amor puede ser tanto una bendición como una maldición, Althea deberá encontrar su propio camino para determinar quién es y qué quiere, antes de que sea demasiado tarde. "Desatando el Infierno" es una historia de amor, valentía y autodescubrimiento que desafía las barreras entre lo celestial y lo infernal.
Leer másLa tormenta había pasado, dejando el cielo despejado y el aire cargado de una extraña sensación de renovación. Althea se encontraba en la cima de la colina, mirando hacia el horizonte. El sol se alzaba lentamente, bañando el mundo con una luz dorada, símbolo de un nuevo comienzo. A su lado, Gabriel y Lucian observaban el mismo paisaje, cada uno con una expresión de calma y esperanza en sus rostros.
Habían pasado meses desde la batalla final entre Gabriel y Lucian, una confrontación que había cambiado el curso de sus vidas para siempre. Althea había tomado una decisión que sorprendió a ambos: no elegir entre el cielo y el infierno, sino buscar una forma de estar juntos, desafiando las normas de sus mundos. A través de un pacto sagrado y prohibido, Gabriel y Lucian encontraron la manera de permanecer en el mundo humano con Althea, cada uno equilibrando la luz y la oscuridad del otro.
La decisión no fue fácil y conllevó sacrificios. Gabriel renunció a su posición en los cielos, sabiendo que su presencia en la Tierra tendría repercusiones. Lucian, por su parte, desafió las leyes del Inframundo, arriesgándose a la ira de sus superiores. Pero el amor que compartían con Althea era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.
La vida en la ciudad continuaba, pero con una nueva normalidad. Althea, Gabriel y Lucian se habían convertido en una familia inusual pero inseparable. Juntos, encontraron un equilibrio en su relación única. Gabriel, con su luz serena, aportaba paz y claridad, mientras que Lucian, con su pasión oscura, añadía intensidad y emoción. Althea, siendo humana, actuaba como el puente entre ambos, su amor y comprensión uniendo los dos extremos.
A lo largo de los meses, aprendieron a vivir con sus diferencias y a apreciar las fortalezas de cada uno. Gabriel y Lucian ayudaron a Althea a descubrir su propio poder y potencial, enseñándole a navegar entre lo celestial y lo infernal. Althea, a su vez, les mostró la belleza de la vida humana, con sus alegrías y penas, sus triunfos y derrotas.
La comunidad los aceptó gradualmente, intrigada y cautivada por la historia de amor que desafiaba todas las expectativas. Althea se convirtió en una figura de esperanza y fortaleza para quienes la conocían, inspirándolos a enfrentar sus propios demonios y encontrar la luz en la oscuridad. Juntos, crearon un refugio para aquellos que buscaban respuestas y consuelo, un lugar donde la luz y la oscuridad podían coexistir en armonía.
Mientras observaban el amanecer, Althea sintió una paz interior que nunca había experimentado antes. Gabriel y Lucian estaban a su lado, sus presencias complementándose y creando un equilibrio perfecto. Sabían que su amor desafiaba las normas de lo celestial y lo infernal, pero también sabían que habían encontrado algo verdaderamente extraordinario.
Gabriel, con su mano en el hombro de Althea, susurró: "Hemos encontrado nuestra paz aquí, juntos." Lucian, con una sonrisa traviesa, añadió: "Y hemos demostrado que el amor puede superar cualquier barrera, incluso las más antiguas y poderosas."
Althea sonrió, sintiendo la calidez del sol y la fuerza del amor que los unía. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que juntos podían enfrentar cualquier desafío. Con una última mirada al cielo, Althea se dio cuenta de que el mundo estaba lleno de oportunidades para crecer y amar.
"Estamos desatando no solo el infierno," dijo Althea, mirando a Gabriel y Lucian, "sino también el cielo. Y lo estamos haciendo juntos."
Y así, con cada paso que daban, sabían que su amor trascendía las barreras del cielo y el infierno, forjando un destino juntos que nadie había imaginado posible. Su historia era una de valentía, amor y autodescubrimiento, y con cada nuevo día, continuaban escribiéndola, uniendo sus almas en un lazo eterno que desafiaría el tiempo y el destino.
El poder de Erebus era asombroso, cada golpe suyo era un choque de titanes, pero Gabriel y Lucian se enfrentaban a él con una determinación feroz. Gabriel bloqueaba las sombras con su escudo de luz, mientras que Lucian contrarrestaba los ataques con sus propias habilidades oscuras, una ironía que no pasó desapercibida para ninguno de ellos."¡Althea, necesitamos tu ayuda!" gritó Gabriel, retrocediendo ante un golpe particularmente fuerte.Althea, con su corazón latiendo con fuerza, concentró su energía en un antiguo hechizo que había aprendido durante sus entrenamientos. "¡Lux et Umbra, unite!" gritó, lanzando una esfera de energía pura hacia Erebus.La esfera impactó a Erebus, haciéndolo retroceder con un rugido de furia. "¡No!" gritó, luchando contra la combinación de luz y oscuridad que lo rodeaba.Gabriel y Lucian aprovecharon la distracción. Con un grito de guerra, se lanzaron juntos, sus energías combinadas en un ataque final. La espada de Gabriel brillaba con una luz cegadora,
Lucian, aunque aún lidiando con sus propios sentimientos de celos y dolor, se acercó y tomó la otra mano de Althea. "Siempre seré tu aliado, Althea. No importa cuán complicado se vuelva todo esto."El trío, con corazones pesados pero comprometidos, se preparó para el próximo desafío. Aunque sabían que las emociones seguirían siendo una sombra persistente, también reconocieron que su unidad era esencial para enfrentar las fuerzas oscuras que amenazaban con consumir el mundo.A medida que se adentraban más en el territorio de Umbra, los desafíos se volvieron aún más formidables. Una tarde, mientras cruzaban un desfiladero, fueron atacados por un grupo de criaturas oscuras. La batalla fue feroz, y aunque lograron vencer, las heridas físicas y emocionales se sumaron a su carga.Después de la batalla, mientras acampaban en una cueva para protegerse del frío y la oscuridad, las tensiones volvieron a surgir. Gabriel, con una herida en el brazo, estaba más irritable de lo habitual. "Tenemos q
A medida que continuaban su viaje, la relación entre Althea, Gabriel y Lucian se volvió cada vez más tensa. Las emociones no resueltas seguían siendo una sombra persistente que amenazaba con desmoronar la frágil armonía que habían logrado. Cada día era un acto de equilibrio entre la misión que los unía y los sentimientos que los separaban.Una tarde, mientras atravesaban un denso bosque, Althea sintió la necesidad de hablar con Gabriel a solas. "Gabriel," dijo, tocando suavemente su brazo. "¿Podemos hablar un momento?"Gabriel asintió, siguiendo a Althea a un claro apartado. "¿Qué sucede, Althea?" preguntó, notando la preocupación en sus ojos.Althea respiró hondo antes de hablar. "Gabriel, sé que hemos intentado manejar esto lo mejor que podemos, pero siento que estamos estancados. Necesito ser honesta contigo. Mis sentimientos por ti son fuertes, pero también siento algo por Lucian. No sé cómo equilibrar esto sin herir a alguien."Gabriel la miró con seriedad, su corazón apesadumbra
Las heridas de la batalla con Nocturna aún eran frescas cuando el grupo decidió seguir adelante. Sabían que no podían quedarse quietos por mucho tiempo; la oscuridad estaba siempre al acecho. A medida que avanzaban, la tensión entre Althea, Gabriel y Lucian crecía, alimentada por emociones no resueltas y el constante peligro al que se enfrentaban.Esa noche, acamparon en un claro rodeado de árboles antiguos. El viento susurraba a través de las hojas, como si las mismas sombras estuvieran conspirando contra ellos. Althea se sentó junto al fuego, observando las llamas mientras sus pensamientos giraban en torno a Gabriel y Lucian. Sabía que algo tenía que cambiar, pero no estaba segura de cómo abordarlo.Gabriel se sentó a su lado, rompiendo el silencio. "¿En qué piensas, Althea?" preguntó, su voz suave pero cargada de preocupación.Althea suspiró y miró a Gabriel. "Estoy pensando en nosotros, en lo que estamos enfrentando y en cómo nuestras emociones nos están afectando. Siento que esta
Mientras el grupo recogía sus cosas y se preparaba para seguir adelante, la tensión en el aire era palpable. Aunque habían derrotado a Astaroth, la batalla había dejado cicatrices profundas en todos ellos. Althea, en particular, se encontraba cada vez más atraída por Gabriel. Había algo en su valentía y vulnerabilidad que la tocaba profundamente.Esa noche, mientras acampaban cerca de un arroyo oscuro, Gabriel se apartó del grupo para estar solo con sus pensamientos. Althea lo siguió, sintiendo que necesitaba hablar con él."Gabriel," dijo en voz baja, acercándose. "¿Cómo te sientes?"Gabriel la miró con una mezcla de tristeza y gratitud. "Estoy bien, Althea. Solo... estoy pensando en todo lo que hemos pasado. Y en lo que aún tenemos por delante."Althea asintió y se sentó a su lado. "Entiendo. Ha sido un camino difícil. Pero lo importante es que estamos juntos. Tú, Lucian y yo. No sé qué haría sin ustedes."Gabriel sonrió débilmente y tomó la mano de Althea. "Saber que estás a mi lad
El grupo salió de la fortaleza en ruinas, cojeando y apoyándose unos en otros, cada paso cargado de dolor y cansancio. Las heridas físicas eran evidentes, pero las marcas en sus almas eran aún más profundas. Althea sabía que el peso de sus batallas recientes había despertado antiguos dolores en Gabriel y Lucian. Había llegado el momento de enfrentarlos, no solo para fortalecerse como equipo, sino también para entenderse a un nivel más profundo.Esa noche, acamparon cerca de un río oscuro que reflejaba las estrellas de un cielo perpetuamente nocturno. El fuego crepitaba suavemente mientras se sentaban en silencio, la atmósfera cargada de tensión y dolor no dicho. Althea rompió el silencio."Gabriel, Lucian," comenzó, con voz suave pero firme. "Sé que cada uno de nosotros lleva cicatrices de nuestro pasado. Para enfrentar lo que viene, debemos ser honestos y entendernos mejor. ¿Están dispuestos a compartir sus historias?"Gabriel suspiró, su mirada perdida en las llamas. "Es justo," dij
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