03 de febrero 2020
Se que ningun trabajo es deshonra, pero juro que no puedo esperar el día en que no tenga que ponerme este estúpido uniforme y servir mesas.
Tengo el olor a grasa adherido a la nariz mientras llevo mi décima orden de hamburguesa doble con tocino del día.
La gente que viene a este lugar es lo suficientemente joven o inconsciente para llenarse las arterias de grasa sin importarles morir de un infarto en el proceso. Antes de trabajar aquí yo amaba las hamburguesas, ahora solo verlas hace que quiera salir corriendo.
Mi jefe me hace una seña para indicarme que me acerque. Dejo la orden frente al hombre inconsciente por su salud y me encamino al mostrador.
Esta parte del día es la única que suele ser entretenida. Y eso es gracias a que Steven, mi jefe, es una cosa buena para ver. Y más que para ver, se ha vuelto en una cosa buena para probar.
Podría considerarse que tiene el aspecto del típico inglés. Rubio, alto, piel de porcelana y ojos avellana, pero cuenta con el toque perfecto de picardía que hace que el paquete resulte demasiado tentador para ignorarlo.
Yo en cambio me veo de todo menos inglesa. Mi familia paterna proviene en su totalidad del Beirut, Líbano y la de mi madre es latina, al igual que ella. Mis hermanas y yo aunque nacimos aquí, en Londres, podemos pasar por cualquier otro turista.
El cruce de razas hace que mis rasgos sean una mezcla de lo más peculiar. Mi cabello ensortijado y salvaje como el de mi madre, lleva el color del otoño, junto a mis ojos oscuros tupidos de pestañas que resaltan aún más sobre un rostro aporcelanado salpicado de pecas.
Y ahí no termina, aunque sea delgada, tengo las caderas propias de la herencia de mi padre enmarcando una cintura bastante pequeña que sirve para compensar la falta de altura que me dejó mamá. Si omitimos los centímetros que me robaron, estoy bastante feliz con mi aspecto.
Soy una combinación exótica de razas que deja a la mayoría preguntando de dónde demonios provengo.
Con Steven, hemos estado en un tira y afloja desde que entré a trabajar hace ya algunos años. Yo lo pico o él me pica. Dándonos coqueteos descarados y miradas insinuantes que nos han dejado partidos de risa al final.
Sin embargo, en los dos últimos dos meses, con todo el estrés de no conseguir una editorial y el peso del periódico a cuestas.... Bueno, se podría decir que hemos pasado de la teoría a la práctica.
Las cosas no cambiaron entre nosotros, continuamos siendo amigos. De hecho aunque algo raros, somos muy buenos amigos y el que tengamos sexo no ha alterado nada de eso. Lo conocí antes de entrar a trabajar en el restaurante, en la universidad.
— ¿Te he dicho que hoy te ves espectacular?
Eso es lo primero que dice cuando estoy frente a él. Tiene una linda sonrisa pintada en sus labios mientras me observa. Le devuelvo la sonrisa y me encojo de hombros. Apoyo ambos brazos sobre el mostrador de la barra y me inclinó un poco hacia adelante para hablarle.
— Más veces de las que debe ser legal, considerando que eres mi jefe.
Una limpia carcajada brota de sus labios y yo sonrío grande al escucharlo. Steven es mayor que yo solo por un año, esa era una de las razones por las que había evitado ir más allá; para nadie es un secreto que los hombres maduran tarde. Sin embargo, todo resultó bien. Sus ojos se achican un poco cuando se ríe y su cabello se mueve con el balanceo de la cabeza. Sí, definitivamente es una cosa buena para ver.
—Te encanta que sea tu jefe. Hace que romper el montón de reglas que rompemos sea más divertido.
Y lo es. Claro que lo es. La idea de saber que puedo escabullirme a la oficina de mi jefe cuando no lo noten y pasar un buen rato hace que toda la situación sea más atractiva.
Soy una mujer hormonal, no es como si vaya a negarlo o avergonzarme de ello. Hormonal y soltera; esa es mi definición.
Sin embargo, pese a mis hormonas revolucionadas conseguir un hombre con quien tenga feeling es más difícil de lo que se pueda creer. Para mí, existen tres momentos cruciales para conocer a un hombre. Ya sea para pasar un buen rato o para intentar llevarlo a más.
Primero debe atraerme. Con esto no me refiero a que debe parecer un modelo sacado de alguna revista —Que no estaría nada mal de ser el caso— Sino que debe tener algo que llame mi atención. El segundo momento llega al conocerlo. Debe ser capaz de mantener una conversación. Su cerebro debe ser tan interesante como su envoltorio. Me calienta un hombre inteligente, poder ir más allá de los comentarios burdos antes de ir a la cama.
Y el punto final, es que tiene que saber dar un orgasmo. Tan sencillo como parece, les sorprendería la cantidad insana de hombres que están en el mundo siendo incapaces de hacer llegar a una mujer. Permítanme decirles señoritas, que no hay amor que aguante eso. No te satisface, entonces huye.
—Tal vez solo esté cubriendo una fantasía.
Mantengo mis ojos en los suyos. Tratando de ignorar el cosquilleo que esa mirada me causa en la punta de mis pies.
—No tengo problemas en cubrirla para ti. Me complace ayudar.
Un gruñido entre frustración y placer se escapa de mis labios y él deja salir una risa baja que no hace nada por mis nervios. Estoy a punto de pedirle que me espere en la oficin cuando una pareja entra al restaurante y se sienta en una de mis mesas. El gruñido que sale de mí es mucho más audible ahora.
Tomo uno de los menús y me separo del mostrador para ir a atenderlos pero de inmediato tengo su mano enredada en mi antebrazo. Cuando me giro para verlo, sus ojos continuan sobre la pareja.
—Te llevo a tu casa al cerrar.
Una sonrisita tira de mis labios porque definitivamente quiero que me lleve a casa. Cuando voy a asentir el rostro de Jules viene a mi mente y se me borra la sonrisa de un tirón.
— Jul me espera en casa. Los miércoles son de películas.
—Debo hacerme un calendario —dice y yo dejo escapar la risa al escucharlo, A las diez en punto estoy saliendo del restaurante y viendo a Steven le sonrío una última vez antes de salir de la oficina
Los miércoles de película son una tradición que tenemos desde hace años. Y aunque muy pocas veces vemos realmente las películas lo tomamos como una excusa para hincharnos la barriga de pizza, cerveza y chucherías. Atravieso la sala hasta llegar al pequeño estudio de televisión donde Jul ya tiene la mesa llena de provisiones.
Su cabeza se gira de inmediato a la puerta puerta cuando llego y una sonrisa entre enigmática y aterradora se forma en su rostro.
— Hoy vamos a tener una noche de películas diferente.
No se si debería preguntar qué tiene en mente, pero decido dejarlo pasar porque en estos momentos lo que necesito es un baño con agua fría.
Cuando regreso al estudio lo primero que veo al entrar son ese par de ojos verde primavera abarcando toda la imagen de mi televisor.
Por un instante siento el impulso de esconderme creyendo que puede verme y no es hasta que noto la barra de youtube que caigo en cuenta que es uno de sus videos.
—Supongo que ya has visto sus videos.
—Uno que otro— mi respuesta es una vil mentira.
Desde hace cuatro días cuando empecé a seguirlo he sido algo así como una acosadora loca. He visto casi todos sus videos de reseñas y he stalkeado tanto su cuenta que puedo enumerar el orden de sus fotos sin mirarlas.
Lo único que me ha ayudado a no sentirme tanto como una tonta, es que hasta ahora no he dejado escapar un solo like en sus publicaciones.
Sin emabrgo, observo con horror cómo ella entra al perfil de i*******m del mencionado y abre una de sus fotos.
Por un momento creo que va a empezar a darles like pero solo se desliza hacia abajo, viendo una a una las publicaciones con el ceño fruncido. Cuando veo que va a dirigirse a los mensajes directos, la corto.
—No le he enviado ningún mensaje.
La mirada que esta formándose en su rostro, es la misma que tiene cada vez que va a salir con una de sus ideas descabelladas.
—¿Y cómo esperas que te ayude si no le escribes?
—Quería primero ver un poco de lo que hace. Para saber si valía la pena.
Ella parece satisfecha con mi respuesta porque me regresa el celular y se pone el laptop sobre las piernas. Minimiza el video que tenía puesto y empieza a bajar uno a uno los videos del canal de reseñas hasta llegar a las entradas más antiguas. Donde puede verse un Jayden más joven que apenas estaba intentando entrar en el mundo de los booktuber.
—Cómo te dije tendremos una noche de películas distinta.
Cuando Jules se encuentra poniendo el cuarto video, me atrevo a entrar a mi i*******m, ni siquiera tengo que buscarlo porque acaba de subir una publicación.
La foto no tiene nada de extraordinario o trabajada. Es él llevando un suéter negro ajustado al cuerpo que le hace resaltar el color de sus ojos y sosteniendo un libro frente a la cámara. La sonrisa come m****a vuelve a estar en sus labios y se ve tan atractivo sin esforzarse que es casi molesto.
Es como ver un caramelo en la vitrina y no poder entrar a tomarlo.
Dejándome llevar por el momento o tal vez influenciada por la hora que llevamos viendo sus videos, deslizo mis dedos por la pantalla y toco dos veces sobre su foto regalandole así mi primer “me gusta”
Nunca debí haber dado ese like. Hacerlo ha sido como destapar una olla que estaba a punto de derramarse y eso me ha tenido con los nervios de punta. El miércoles pasado mientras seguíamos con nuestra “noche de películas” había estado dándole vueltas a lo que hice y me dije “no seas ridícula, solo fue un like entre los miles que recibe a diario. No lo va a notar” Y eso debía haber sido la razón ser. Porque vamos, ¿Qué posibilidades había que se fijara en mi like? Hoy tengo el almuerzo mensual en casa de mis padres y llevo toda la mañana estresada tratando de buscar no solo la ropa perfecta, sino también la historia perfecta para cuando pregunten -—Porque van a preguntar-— sobre cómo van mis intentos para ser escritora. Lo que se resume en que hoy he recibido un nuevo rechazo.Hago todo lo posible por relajarme y a las doce y treinta ya me encuentro lista para salir. Se que me van a hacer un interrogatorio en cuanto me vean, una parte de mi se emociona de verlos. Antes de todo est
MargotUn trato es un trato, eso es algo que en mi casa siempre se ha respetado. Sin embargo, mi abuela abre la boca dispuesta a disparar veneno otra vez, pero la mano levantada de mi padre le advierte que se calle. Ella murmura un insulto en árabe que consigue que se gane una mirada asesina de papá. Ella me da una última mirada de desaprobación antes de levantarme y salir de la sala. No quiero ni pensar en lo que debió decirme.Los ojos avellana de papá me miran cansados. Él estaba realmente emocionado con la idea de que trabajara en el periódico. Había estado acompañándolo al trabajo desde que era una niña y era todo lo que me veía haciendo cuando creciera; y así fue, hasta que en medio de la carrera empecé a escribir algo más que noticias y reportajes. Esa libertad que me da crear personajes ficticios, en mundos imaginarios, con aventuras extraordinarias, me hace sentir plena. Como si fuera algo que me ha estado esperando desde siempre. El periódico sigue siendo algo que me gusta
Margot30 de enero 2020Me separo de la computadora después de haber puesto el punto final y le doy una última leída a mi pequeño relato antes de decidir subirlo en el blog. Siempre he disfrutado leer. Ha sido en mi vida como un ancla terapéutica de la que me he vuelto dependiente. Hace seis meses que terminé la universidad y ahora cuento con un título profesional de periodista y un puesto asegurado en el periódico HoraenPunto, uno de los más influyentes del país y del cual es dueño mi padre. Sé que todo esto debería significar algo bueno en mi vida, pero lo cierto es que tarde me he dado cuenta que escribir noticias no es lo que realmente amo hacer. Me gusta, soy buena en ello, pero no lo amo. y eso mismo le dije a él.Las cosas no resultaron tan sencillas como esperaba, pues soy una recién graduada de 22 años que vive en un apartamento pagado por su padre, con una manutención también pagada por su padre, que acaba de rechazar el legado familiar. ¿Jodido verdad? Mi padre al ver q