Margot
30 de enero 2020
Me separo de la computadora después de haber puesto el punto final y le doy una última leída a mi pequeño relato antes de decidir subirlo en el blog. Siempre he disfrutado leer. Ha sido en mi vida como un ancla terapéutica de la que me he vuelto dependiente.
Hace seis meses que terminé la universidad y ahora cuento con un título profesional de periodista y un puesto asegurado en el periódico HoraenPunto, uno de los más influyentes del país y del cual es dueño mi padre.
Sé que todo esto debería significar algo bueno en mi vida, pero lo cierto es que tarde me he dado cuenta que escribir noticias no es lo que realmente amo hacer.
Me gusta, soy buena en ello, pero no lo amo. y eso mismo le dije a él.
Las cosas no resultaron tan sencillas como esperaba, pues soy una recién graduada de 22 años que vive en un apartamento pagado por su padre, con una manutención también pagada por su padre, que acaba de rechazar el legado familiar. ¿Jodido verdad?
Mi padre al ver que mi decisión era definitiva me ha propuesto darme un año para conseguir que una editorial se interese en mi trabajo. Si lo consigo él se olvidará de la idea del periódico y me dejará que siga mi rumbo.
¿El problema? ya han pasado seis meses del año otorgado y no he conseguido nada.
He tocado las puertas de todas las editoriales posibles de Londres, he enviado al menos cincuenta correos electrónicos y no he recibido más que el típico “No estamos interesados, pero le deseamos mucho éxito en su proyecto” O el que es mejor todavía “No estamos recibiendo manuscritos no solicitados”
¿Como m****a se supone entonces, que un manuscrito llega a ser leído cuando no te conoce nadie si se niegan a recibirlo?
La alarma de mi celular empieza a sonar y esa es mi señal para dejar de escribir. Estoy por encontrarme con mi mejor amiga: Jules y llenar mi cuerpo de una dosis insana de café mientras me quejo de cómo las editoriales se pierden el honor de leer mi talento.
No soy una ególatra, pero tampoco me subestimo. Soy buena en lo que hago y me enorgullezco de ello.
Como siempre el clima en Londres es una locura, así que agarro un abrigo peludo, coloco un gorro de lana sobre mi cabeza y me calzo las botas sobre el pantalón ajustado. En menos de veinte minutos ya me encuentro subiendo al auto y conduciendo a la cafetería de siempre.
Hemos venido al mismo lugar desde nuestro primer año de universidad. Lo conocimos por mera casualidad mientras tratábamos de huir de la lluvia que nos caía encima; desde entonces no hemos cambiado el lugar.
La campanilla suena sobre mi cabeza cuando empujo la puerta y de inmediato ubico la cabellera oscura de Jules al fondo del local.
Tiene la cabeza metida en una revista deportiva, mientras lee con el ceño fruncido lo que sea que esté de tendencia en los deportes. A primera vista nadie pensaría que mi amiga es fanática del deporte. Mucho menos con ese cuerpo delicado, el cabello recortado perfectamente a la babilla y el metro cincuenta y ocho de estatura.
Es como ver una versión humana de las polly-pocket.
Apenas llego a la mesa y me siento frente a ella, los ojos oscuros de Jules se separan de la revista y fijan toda su atención en mí.
— Esta revista está diciendo que Novak Djokovic, debería tomarse un tiempo para retomar su rumbo. Esa es la cosa más estúpida que he leído en toda la semana.
—Sabías que una editorial me contestó un correo, diciendo que tenía un gran futuro por delante en la escritura, pero no con ellos.
—Novak Djokovic, los mandó muy educadamente a la m****a a todos.
—Yo los mandé nada educadamente a comerse tres hectáreas de excremento a todos.
Guardamos silencio por al menos diez segundos sosteniendonos la mirada antes de explotar en carcajadas, haciendo que el resto de los clientes nos miren curiosos por encima de sus tazas de café.
—¿En verdad te contestaron de esa manera?-- Jules me mira con curiosidad y yo suelto un gruñido que debería ser respuesta suficiente, pero como ella sigue mirándome dejo salir un suspiro y me recargo de la silla antes de hablar.
—Si, ha sido una de las peores respuestas que me han dado hasta ahora. Estoy realmente empezando a desesperarme Jul. El tiempo corre y yo sigo sin tener nada.
Jules chasquea su lengua en molestia y me mira con ojos entrecerrados al mismo tiempo en que una sonrisa empieza a crecer en su rostro.
Sé que este es el momento en que va a salir con alguna idea retorcida, totalmente en discordancia con la apariencia angelical que tiene.
—He estado pensando… No me mires así , Margi, esta idea sé que va a gustarte.
— De acuerdo, cuéntame esa idea que va a gustarme.
La sonrisa crece aún más en su rostro y sin contestarme se pone a teclear con rapidez en su celular, cuando intento hablar para saber qué hace, levanta una mano para indicarme, nada cortésmente, que me calle mientras ella busca lo que quiere que vea.
Al minuto me encuentro viendo en la pantalla de su celular los ojos más espectaculares que he visto en mi vida. Y los ojos no son más que un pedacito de ese cielo que es el dueño.
Un delicioso hombre con la piel como la canela y los ojos color primavera está dando la reseña de un nuevo libro que esta revolucionando el internet.
El tipo tiene miles de millones de reproducciones en su canal de iNTERNET.
Lo que hace que mi poco más de un millón de seguidores del blog se vean vergonzosos. Por un momento me quedo embelesada, no solo con su aspecto sino con la manera en que habla. Lo completa que es su reseña y lo acertada que es su opinión sobre el libro.
Oh Dios, definitivamente es un pedacito de cielo.
— Bueno, ¿qué te parece?
—Que debería ser ilegal que él haga videos y deje a las mujeres con un serio problema de liberación.
Jules deja salir una carcajada que hace que mucha gente voltee a mirarnos y me arrebata el celular de las manos.
—Tu siempre estás necesitando liberación, pero no hablaba de eso sino de mi idea ¿Qué piensas?
—Jul, cariño, sigo sin saber cual es tu idea.
Ella rueda los ojos y vuelve a teclear en su celular. Esta vez me muestra un perfil de i*******m. Más específicamente el perfil del muñeco de canela. Me acerco un poco para verlo mejor y me distraigo unos segundos con su foto antes de leer la descripción:
Jayden Bowen. Booktuber - Hablo de libros y de la vida - sigueme en mi cuenta DE JayReed.Me toma unos minutos entender lo que Jules está tratando de decirme y debo aceptar que esta podría ser la única idea acertada y nada descabellada que ha tenido en su vida.
Busco mi celular dentro de mi bolso y de inmediato busco su usuario en i*******m y le doy seguir. Hago lo mismo con su canal de youtube.
—Entonces, parece que la idea te ha gustado ¿eh?
Vuelvo mi atención a mi amiga que me observa divertida, mientras se devora el pastel de chocolate como si fuera el único trozo que queda en la faz de la tierra.
— ¿Cómo lo has encontrado?
—Me lo ha recomendado mi prima. En un principio no tenía ningún interés en verlo, porque aunque me guste leer, todo el rollo de los youtuber me aburre. Ya lo sabes.-- Era cierto, ni a ella ni a mi nos movía un pelo pasar horas viendo a alguien hablarnos “de la vida” frente a una pantalla como si se creyeran la reencarnación del Dalai Lama-- Pero entonces ella me ha dicho que él tenía contactos con editoriales y que muchos escritores visitaban su canal y he pensado en ti.
En estos momentos podría lanzarme sobre ella y besarla por lo que ha hecho.
— Ni siquiera has intentado enredarme con alguien para conseguirlo, siento que hemos dado un paso muy grande en nuestra relación el día de hoy Jul.
Ella rueda los ojos y yo vuelvo a llevar la mirada a mi celular al sentir que vibra en mi mano.
Siento que la respiración se me atasca en la garganta al leer la notificación de i*******m.
Jayden Bowen ha comenzado a seguirte.
03 de febrero 2020Se que ningun trabajo es deshonra, pero juro que no puedo esperar el día en que no tenga que ponerme este estúpido uniforme y servir mesas. Tengo el olor a grasa adherido a la nariz mientras llevo mi décima orden de hamburguesa doble con tocino del día. La gente que viene a este lugar es lo suficientemente joven o inconsciente para llenarse las arterias de grasa sin importarles morir de un infarto en el proceso. Antes de trabajar aquí yo amaba las hamburguesas, ahora solo verlas hace que quiera salir corriendo.Mi jefe me hace una seña para indicarme que me acerque. Dejo la orden frente al hombre inconsciente por su salud y me encamino al mostrador. Esta parte del día es la única que suele ser entretenida. Y eso es gracias a que Steven, mi jefe, es una cosa buena para ver. Y más que para ver, se ha vuelto en una cosa buena para probar. Podría considerarse que tiene el aspecto del típico inglés. Rubio, alto, piel de porcelana y ojos avellana, pero cuenta con el
Nunca debí haber dado ese like. Hacerlo ha sido como destapar una olla que estaba a punto de derramarse y eso me ha tenido con los nervios de punta. El miércoles pasado mientras seguíamos con nuestra “noche de películas” había estado dándole vueltas a lo que hice y me dije “no seas ridícula, solo fue un like entre los miles que recibe a diario. No lo va a notar” Y eso debía haber sido la razón ser. Porque vamos, ¿Qué posibilidades había que se fijara en mi like? Hoy tengo el almuerzo mensual en casa de mis padres y llevo toda la mañana estresada tratando de buscar no solo la ropa perfecta, sino también la historia perfecta para cuando pregunten -—Porque van a preguntar-— sobre cómo van mis intentos para ser escritora. Lo que se resume en que hoy he recibido un nuevo rechazo.Hago todo lo posible por relajarme y a las doce y treinta ya me encuentro lista para salir. Se que me van a hacer un interrogatorio en cuanto me vean, una parte de mi se emociona de verlos. Antes de todo est
MargotUn trato es un trato, eso es algo que en mi casa siempre se ha respetado. Sin embargo, mi abuela abre la boca dispuesta a disparar veneno otra vez, pero la mano levantada de mi padre le advierte que se calle. Ella murmura un insulto en árabe que consigue que se gane una mirada asesina de papá. Ella me da una última mirada de desaprobación antes de levantarme y salir de la sala. No quiero ni pensar en lo que debió decirme.Los ojos avellana de papá me miran cansados. Él estaba realmente emocionado con la idea de que trabajara en el periódico. Había estado acompañándolo al trabajo desde que era una niña y era todo lo que me veía haciendo cuando creciera; y así fue, hasta que en medio de la carrera empecé a escribir algo más que noticias y reportajes. Esa libertad que me da crear personajes ficticios, en mundos imaginarios, con aventuras extraordinarias, me hace sentir plena. Como si fuera algo que me ha estado esperando desde siempre. El periódico sigue siendo algo que me gusta