Capítulo 53: Profesora de Artes.
Respiró hondo, secándose las lágrimas. Caminó hasta la ventana, observó la ciudad iluminada, las luces que titilaban como promesas lejanas.
No tenía dinero suficiente para el mes siguiente, pero sí algo que su madre nunca entendió: una voluntad feroz de resistir.
Volvió a mirar sus pinturas. Esa noche, decidió que, si nadie quería su arte, ella misma lo llevaría al mundo.
Buscaría una forma distinta de mostrarlo, aunque tuviera que hacerlo en las calles, en redes o en paredes olvidadas.
Y así, entre el dolor y la determinación, nació la primera chispa de la mujer que aprendería a transformar el rechazo en arte.
Los días siguientes trajeron una pequeña luz entre tanta incertidumbre.
Después de tantos rechazos, Lía por fin recibió una llamada. No era una galería ni un taller de arte, sino un colegio de barrio. La profesora de Artes estaba por dar a luz y necesitaban a alguien que la reemplazara por unas semanas.
El pago era modesto, apenas suficiente para cubrir la renta y la comida,