Alexander había salido de la cocina cuando ella le dijo a Oliver que era mejor que se marchara y él se había negado a irse. Lo habría podido detener antes de que él intentara besarla, pero por un momento flaqueó su confianza en ella y pensó que Ariadna no rechazaría a Oliver. Ahora estaba arrepentido de haber dudado de su esposa.
—¿Estás bien? —preguntó en cuanto él estuvo a su lado. Rodeó su cintura y tomó una de sus manos.
—Sí. Oliver ya se iba.
—Entonces, lo acompaño a la salida.
—Aún tengo algo que decirles, a ambos.
—Oliver…
—Es sobre la deuda de Brian con el banco.
En ese momento Jessica llegó a la sala, pero nadie notó su presencia.
—Eso deberías hablarlo con mi padre.
—Ya lo hice, y es por eso que ahora necesito hablarlo con ustedes. Brian me dijo que todo estaba resuelto con el banco. Entonces pensé: Con una deuda tan grande y tú padre enfermo. No pudiste haber pagado esa deuda tan rápido —Le dijo a ella— Por lo que, averigüé un poco, y me di cuenta que fuiste tú quien pagó l