Arrogante y apasionado, así es Bradley Suter. Exitoso empresario londinense que se muda a New York, evadiendo una dolorosa pérdida. Una noche acude a un club y conoce a Emma Henderson, impetuosa y bella joven por la cual se siente atraído de inmediato. Viven una salvaje y extenuante noche de placer y... a la mañana siguiente ambos descubren que él es el nuevo CEO de la empresa en que ella trabaja. ¿Lo que arde tan rápido se extingue pronto? ¿O será Emma quien compense la agonía y soledad que Bradley ha sufrido?
Ler maisCapítulo 1.
Minutos antes Bradley Suter había atravesado el edificio que albergaba la nueva compañía que recién había adquirido en New York. Mientras se paseaba entre la multitud de empleados lo observaba todo, con los sentidos completamente alertas bajo su fachada fría y ausente. Nadie ahí tenía idea de todo lo que su mente albergaba: balances, comparaciones, decisiones…
Ser Bradley Suter era mantener mucho en tu mente, siempre. Y lo único que conseguía evitar que su cerebro estallara era su férrea disciplina. La disciplina que conscientemente había roto la noche anterior.Ella había llamado su atención al atravesar la multitud con regio garbo, y entonces, el cuerpo de Bradley había respondido al grácil cimbreo de sus caderas. Power Over Me By Dermot Kennedy sonaba por los altavoces del local y el pulso de Suter adoptó un ritmo primario y profundo cuando la sonrisa de esa chica lo acarició. Tenía el cabello oscuro, la piel rosácea y los ojos más azules que hubiera visto nunca. Su dulce carne lo había acogido muy estrechamente toda la noche, y en sus brazos la agonía, el dolor y la m*****a soledad que llevaban semanas dentro de sus entrañas se habían diluido.—¿Qué piensas?Bradley miró sobre su hombro al imponente ruso que caminaba al parejo de su marcha.Steven Krakov observaba a los empleados que ya ocupaban sus lugares en el estrecho auditorio, sus helados ojos azules atravesándolos como si fueran un láser.—Que dentro de nada nos enteraremos si alguno aquí vale la pena o por el contrario terminarán en la calle lustrando zapatos. Los sacudiré un poco y luego serán tuyos. Steven dirigió al multitudinario courum allí reunido unas cuantas certeras frases de su basto repertorio intimidante, y luego lo presentó. —Señores, toda la industria de acciones y fondos está sitiada —comenzó Bradley—. Pero en este momento aún respiramos y quiero que venzamos lo inevitable…Mientras desplazaba su mirada entre el mar de rostros que se habían convertido en sus empleados, un fuerte estremecimiento sacudió a Bradley y su conciencia de la multitud a quienes hablaba se vio apagada por la profundidad de aquellos azules ojos. Ella dio un brinco cuando lo reconoció y el pánico asomó en su mirada.Su seductora melena negra estaba recogida en una coleta alta, permitiéndole contemplar mejor a los bellos rasgos de su orgulloso y suspicaz rostro. Su sedosa piel había palidecido, pero sus sensuales labios rendían un efervescente deseo que hizo que la sangre de Bradley burbujeara con la misma intensidad que la noche anterior, cuando ambos se habían entregado al arrebato de la más ardiente cópula que había tenido en años.Reuniendo sus reservas de voluntad, apartó su mirada de la joven y prosiguió con su discurso. Sin embargo, todo en él estaba revolucionado por la pulcra belleza de esa chica y lo estimulante que resultaba haberla encontrado en ese sitio.—Yo soy un superviviente —exclamó sintiendo la certeza de sus palabras en cada fibra de su ser, y probablemente ninguno en aquella sala llegaría nunca a saber en qué formas lo era—. Ustedes, ¿son supervivientes? Bueno, en los siguientes dieciocho meses, lo sabremos. Un silencio generalizado fue todo lo que llenó la sala.—La mujer junto a la columna, cabello negro, chaqueta rosa —murmuró a Steven Krakov—. La quiero como mi asistente, consíguela.*** A Emma le temblaban las manos cuando consiguió llegar a su escritorio. Se sacó por los hombros la entallada chaqueta rosa con solapa de pico y la extendió en el respaldo de su silla ejecutiva. —¿Emma Henderson?La joven apartó sus ojos de la pantalla de su ordenador para descubrir al dueño de aquella áspera voz .Ojos azul claro, cabello rubio y muy alto. Nada de fragilidad en sus hombros y su atractivo rostro era una composición de líneas duras y salvajes. —Sí, soy yo.Steven Krakov le dio un vistazo y luego exhaló lentamente.—Bien, sígueme te han ascendido.Emma estaba conmocionada. Por un horrible segundo, solo podía imaginar lo que sus compañeros estuvieran pensando de ella. Lo normal cuando un jefe nuevo llegaba eran los despidos no las promociones. Su respiración se detuvo. Sus ojos muy abiertos cuando echó un furtivo vistazo a su alrededor, para dar un aliviado suspiro al notar que ninguno de los corredores le miraba mal.Después de alisar sus pantalones de sartorial corte, se ajustó al paso del enorme ruso quién ya subía el primer peldaño de la ligera escalera que los llevaría al piso superior. —Te haré unas advertencias acerca de tu nuevo jefe —le comentó mirándola brevemente—. No pierdas el tiempo en adularle. Bradley es un titán de los negocios y lo sabe. Si te llama al móvil, tú contestas enseguida. Todos los minutos de su día están organizados. Y serás tú quien se encargue. Trabajarás hasta caer muerta para que él pueda dirigir la compañía y seguir luciendo increíble. Lo más importante de todo: Si tu jefe se mueve, tú también. No ignores que sus piernas son más largas y le fastidia esperar. No lo hagas esperar —siseó cuando empujó la puerta del formidable despacho de dirección.Los labios de Emma se entreabrieron cuando los fieros ojos verdes de Bradley la miraron desde su altura. Estaba de pie junto a su escritorio y tenía una expresión grave.—Gracias, Steven —murmuró al ruso con brusquedad—. Yo sigo desde aquí.El ruso asintió serio y dejó un folder sobre el escritorio. La puerta se cerró. Y él comenzó a acercarse a ella tan elegante y desenvuelto como el mismo príncipe de las tinieblas.Emma notó que sus fuerzas menguaban un poco más, ese hombre irradiaba un hipnótico poder. Bradley la tocó con venenosa ligereza. Rozó sus pómulos con las puntas de sus dedos, su caricia fue lenta y suave como hecha por una pluma, subió hacia su oreja y descendió por la línea de la mandíbula.Luego, con dos dedos, alzó su rostro.—Te fuiste —dijo con aquel acento inglés tan seductor.Su reclamo la golpeó en las entrañas, y toda su sangre bramó por él. Sin embargo, se las arregló para mantener una fachada fría.—¿Y? Escucha lo qué pasó anoche fue... —Asombroso. —Inesperado. —¿Extenuante? —susurró él.Emma no pudo evitar reír y, en el suspiro siguiente ya la había levantado hacia él, sus labios se habían hecho de los de ella y su lengua rozaba la suya con un apetito voraz.Y ella no se resistía. No tenía fuerzas para alejarse. En su lugar sus dedos se apoderaron de sus hombros, sus labios se abrieron más.Era infinitamente placentero. Su sabor y la sensación de estar en sus brazos. Él la prendía fuego. Pero luego de unos preciosos segundos, Emma tomó conciencia de la realidad y se alejó bruscamente de Bradley.—Fue irresponsable —señaló ella y lo obsequió con una admonitoria mirada.Él negó con la cabeza.—Fue salvaje. Dijiste que sí a todo y te gustó. Sé que quieres eso, ser salvaje.—Sí, fui salvaje. Ambos lo fuimos. Pero lo que comienza tan caliente, se quema rápido y al final solo queda desolación. Debes olvidarlo. Bradley la miraba con los ojos encendidos de pasión.—¿Así de fácil?—Lo que hicimos no lo podemos deshacer, pero es nuestro deber comportarnos de acuerdo a lo que ahora sabemos. Eres mi jefe y seguir con esto no solo es inapropiado, sino peligroso.Un incómodo silencio llenó la habitación. Bradley Suter no era un hombre de quedarse boquiabierto y con la lengua colgando por una mujer hermosa, pero Emma Henderson era especial. Lo había sido desde el momento en que sus ojos cobalto conectaron con los suyos en aquel abarrotado club, y él habría caminado sobre fuego sin importarle nada excepto conseguir a esa bella diablesa.Dios del cielo esa mujer era pura pasión. Ella había ardido en sus brazos apenas la noche anterior, pero ahora solo había desconcierto y aflicción en su mirada. Podía leer lo perdida que se sentía, y eso lo afectó. —Mis disculpas —expresó atribulado.Emma asintió silenciosa.Con disciplina, Bradley, alejó de su mente la cautivadora imagen del cuerpo de Emma balanceándose contra el suyo, y retrocediendo un paso le ofreció una distancia segura. —Bien, deberás estar en tu escritorio a las siete de la mañana. Mis días comienzan muy temprano y…—No seré tu asistente —lo interrumpió con un tono seco y tajante—. No aceptaré el puesto y me iré de tu empresa.—Vamos a ver, Emma, ¿no te parece que exageras? Sé que al besarte hace un momento estuve fuera de lugar, pero en verdad creo que eres un elemento valioso.Emma le miraba silenciosa, desconfiada.—Miré tu expediente. Te graduaste de Finanzas en Columbia, como la mejor de tu clase. Los reportes del supervisor de área solo hablan de tu eficiencia. Piénsalo, ¿quieres? No deberías permitir que lo que sucedió interfiera con tu carrera.—No es solo eso. Me aceptaron en MIT y me iré en dos semanas para comenzar mi posgrado. Solo tenemos que comportarnos hasta entonces.Emma salió de su oficina con paso firme y sin voltear a verle ni siquiera una vez, Bradley sintió que el poco consuelo que había recibido su corazón desde hacía tiempo se iba con ella.…”I want to know who you are, I want your heart to beat for me. I want you sing to me softly, because The I’m outrunning the dark (Quiero saber quién eres, quiero que tú corazón lata por mí. Quiero que me cantes suavemente, porque entonces podré dejar atrás la oscuridad…)” Power Over Me By Dermot Kennedy”…
***
La hermosa propiedad que Suter había adquirido en Long Island, fue restaurada y convertida en el casino-resort de mayor esplendor que se hubiera visto nunca en aquella zona. Emma y Bradley agasajaron a una multitudinaria audiencia con una recepción a todo lujo.Al compás de The Way You Look Tonight Emma era sostenida por los fuertes brazos de Bradley en el salón de baile, mientras la guiaba con la firme presión de su mano en la cintura. El cuerpo de la muchacha parecía fundirse con el ritmo que marcaba aquella dulce melodía, la cual penetraba por todos los poros de su piel, provocándole un irrefrenable placer. Esa noche significaba un triunfo. No solo por haber conseguido que el mayor proyecto en que habían trabajado juntos fuera tangible. Ellos mismos eran una victoria importante. Habían debido sortear diferentes dificultades y admitir sus sentimientos. Los dos habían dado un salto de fe respecto al otro para consolidar su relación. Y al terminar ese baile, Bradley seguiría siend
Emma despertó en medio de la noche y después de parpadear por reflejo, observó los brillantes ojos verdes de Suter sobre ella. Aún en la penumbra de la noche era capaz de percibir que había algo extraño en su expresión, una cierta medida de misterio.Como si estuviera reservándose alguna cosa que no quería que la joven notara o descubriera.Él no le había compartido una sola palabra de la cita que lo había sacado de Suter Capital por la tarde, limitándose a adoptar una postura sombría y casi peligrosa.—Te lo iba a decir en el desayuno, pero ya que despertaste. —Bradley arqueó los labios burlonamente—. Mañana estaremos presentes en una reunión de directorio de Clipper Connection.Emma alargó la mano para encender la lámpara de lectura y miró a Bradley en silencio, sin pestañear, absorbiendo lo que acababa de decir. —Interesante. —Inspiró lento y profundo—. ¿Y qué puedo esperar de esa asamblea?—¿Te importa lo que debes esperar? —Inclinó la cabeza hacia un lado mientras sus lar
Una semana después…Atravesaron la calle principal del centro de Boston cercanos a la hora del té. De ahí subieron por empinadas calles bordeadas de casas de ladrillo de estilo victoriano con rumbo a Beacon Hil, el encantador suburbio que alojaba la casa de los padres de Emma. El magnífico Aston Martin en que viajaban se detuvo frente a una casa adornada con hermosas macetas de flores y una cerca de hierro forjado. Bradley rodeó el frente del auto y ayudó a Emma a bajar del vehículo.—Que se asiente en la bitácora que fuiste tú quien insistió en conocerlos —murmuró Emma al subir los escalones de piedra del pórtico principal.—Es lo correcto. —Entonces Bradley hizo una mueca—. Aunque dudo que ningún hombre en sus cabales me eligiera para su hija veinteañera.—Papá es encantador debajo de su apariencia gruñona. Se adorarán uno al otro.Traspasaron la puerta de cristal y colgaron sus abrigos en los percheros del cálido recibidor.—¿Eleanor? —llamó Emma al pie de la alfombrada esc
Power Over Me By Dermot Kennedy se reproducía desde el BT en su Maserati, Emma coreaba alegre la letra mientras rodaba por el puente de Brooklyn hacia su departamento. Le había entregado una copia de sus llaves a Bradley y el código de acceso del portero electrónico. Iría a cenar con Paul y sería sincera con él, no se verían más. El aprecio que ella le prodigaba no era una buena razón para continuar, y además no era suficiente. Emma había decidido dejar de engañarse, lo que sentía con Bradley no lo sentía con nadie más. Y no era solo fuego, era un deseo cargado de sentimientos.Al salir del ascensor en su piso, una vecina suya estaba en el corredor y tenía problemas para meter la llave en la cerradura de su puerta.—Señora Bouvier —la llamó antes de llegar a ella para evitar sobresaltarla. La ancianita giró despacio y cuando la reconoció, le sonrió—. Permítame ayudarla.—Gracias, querida —aceptó, entregándole con su mano temblorosa las llaves.Emma se inclinó hacia el suelo para r
Suter inspiró hondo llenándose el cuerpo, la mente y el espíritu de un solo pensamiento: Emma Henderson, quien por ahora, por un breve tiempo estaría a su lado. No es que se conformara, prueba de ello era todo de lo que echaba mano para tenerla y no tener que recriminarse no haberlo intentado. Su corazón la reclamaba.Suter Capital Tenía menos de tres semanas para lograr hacerse con la propiedad que le interesaba en Long Island. Hayley se aseguraría que Bradley fuese el comprador elegido, pero él debía junto con Emma armar un proyecto que fuera sostenible y les redituara ganancias.Bradley se acercó a la sala de juntas donde se reuniría con Emma para compartir ideas y elegir el enfoque que implementarían para conseguir sus objetivos. El sonido de una acalorada discusión traspasó la puerta a pesar de estar cerrada.—Mi trabajo es importante para mí —. Emma se plantaba—. Necesito el desafío, o me vuelvo loca de aburrimiento.Bradley sonrió, esas palabras también le sonaban mucho a
—Emma, Caine llamó y pidió que te recordara que hoy es la cirugía de Rachel y debías encargarte de sus pendientes. Y el jefazo pidió que te presentaras en su oficina de inmediato.La voz de Kat, la recepcionista subía por su espalda demasiado estresada y apenas comenzaba la jornada. Eso no pintaba bien. Mucho menos cuando ella tenía resaca por haberse terminado sola una botella de Château Lafite Rothschild la noche anterior.—¿Escuchaste algo de lo que dije, Emma? —Kat sonaba cada vez más irritada—. Mira, si hemos de priorizar los asuntos, yo diría que fueras de inmediato a dirección. Suter es todo un papacito pero algunos días parece que nos arrancará las cabezas a todos y jugará al béisbol con ellas. Yo diría que este es uno de esos días.Emma casi curvó los labios. Kat siempre se asustaba de Bradley, era algo melodramática. Se deshizo del abrigo y lo colocó sobre el perchero al igual que su bolso, luego giró la cabeza y miró a Kat. La afroamericana chica, llevaba un corte con f
Último capítulo