Un mes después de haberse enterado de su estado, con ya dos meses de embarazo, Kairi seguía sin decirle al futuro padre-monstruo sobre su próximo-a-nacer primogénito y heredero al trono, pese a que sabía que probablemente si dejaba pasar más tiempo él se enojaría.Se miró al espejo de cuerpo completo del cuarto y aplanó su ropa, sonriendo al ver el levísimo bultito que estaba sobresaliendo en su vientre, pero luego suspiró, sabiendo que no podría ocultar esto de su odioso esposo mucho más tiempo.De la nada, de pronto se le antojó un poco de pescado con chocolate, raro, pero era su antojo favorito de esa semana, y sabía que probablemente Kenny ya la estaría esperando con un bocado de eso listo para ella, la sola idea hizo rugir su estómago pese a que comió hace poco tiempo.Casi brincó su camino sonriente hacia la cocina, e incluso cuando se topó con Tristan en uno de los pasillos lo ignoró por completo y siguió sonriendo y brincando, ansiosa por su bocadillo.Al llegar, Kenny ni
—¿Kairi, dulzura? —Los parpados de Kairi se agitaron levemente ante el llamado tan cariñoso y maternal de Meredith—. ¡Está despertando, está despertando! —Se oía entusiasmada y aliviada, también. ¿Pero por qué? ¿Y a quién le hablaba? ¿Quién más estaba ahí?Trató de abrir los ojos, pero de inmediato una luz cegadora la obligó a cerrarlos, y de repente se sintió híper-consciente de lo doloroso que todo se sentía. Todo su cuerpo le dolía, incluso respirar se sentía doloroso.Planeaba continuar con los ojos cerrados, solo porque era la única forma en la que descubrió que el dolor se atenuaba aunque sea un poco, pero entonces comenzó a recordar lo último que se le venía a la memoria y abrió los ojos como platos.—¡Mi bebé! —Trató de incorporarse, pero lo único que logró fue revolverse un poco y casi gritar por el inmenso dolor que la invadió de sopetón, mucho mayor al que ya tenía solo por haberse movido tan levemente.Unas manos gentiles se posaron en sus hombros y la obligaron a volv
Kairi se le quedó mirando con la boca abierta a Tristan, incapaz de creer la tontería que acababa de decir.—¿Cómo puedes ser tan descarado? —gruñó con rencor—. ¿Crees que me interesa saber los motivos egoístas por los cuales casi nos matas? —Él no alzó la mirada—. No me interesan tus motivos, ni tus excusas, ni tu amor… —Sonrió con burla y desprecio—. Ni siquiera creo que alguien como tú sea capaz de sentir algo tan bello como eso. Tú todo lo que sientes es culpa, mi rey. Y me alegró mucho de que te pesé en ese corazón marchito que tienes. —No ocultó en lo absoluto su odio. No iba a sentir lástima por este monstruo. —Me odias… —reconoció aun sin levantar la vista—. Lo comprendo, sé que nunca cambiare eso, pero yo solo quería contarte esto para pedirte… para rogarte si es que… ¿A-aún puedo formar parte en la vida de nuestro hijo? —preguntó con evidente miedo.Pese a que en un primer momento tuvo ganas de decir que absolutamente no, decidió repasar bien sus palabras en lo que ter
Kairi sintió sus mejillas calentarse ante la mirada de Tristan, pero se dio bofetadas mentales y se obligó a concentrarse en el tema en cuestión.—Sí el problema es la autoridad y el entrenamiento para conformar otro gran bloque de soldados…- prácticamente estaba estrujando su cerebro para estructurar sus ideas. Tácticas de guerra era algo en lo que su padre y su hermano siempre la habían admirado por su astucia—. ¿No podríamos seleccionar solo a los soldados más disciplinados y destacados de cada batallón? Y que una figura conocida por todo el ejército los dirija para ejercer la autoridad. Una caricia al ego de los muchachos los podría hacer querer trabajar lo mejor posible, y más si es que el rey les promete una recompensa al regresar con la misión cumplida exitosamente. —Sonrió, sabiendo muy bien de lo que hablaba. Había tenido que lidiar mucho con soldados en Ekinoccia, y sabía lo arrogantes que eran los "destacados".El rey y su consejero volvieron a compartir una mirada, aún m
Rodeada por dos docenas de guardias reales, Kairi no podía contener su sonrisa mientras miraba el paisaje por la ventana del carruaje donde se estaba transportando lejos de Lennox hacia el reino de Ekinoccia. ¡Iba a volver con su familia! ¡Su bebé crecería rodeado del amor de un abuelo loco pero dedicado y la mejor tía que alguna vez podría haber existido!Kenny estaba sentado a su lado retorciendo sus manos con nerviosismo y ansiedad. Aún se reía cada vez que recordaba su reacción cuando le preguntó si quería irse con ella al reino de su padre, casi pareciera que su mandíbula se desencajó.Aunque… su corazón se estrujaba un poco cada vez que pensaba en la reacción de Meredith cuando le informó sobre la noticia. Estuvo devastada, habían llorado mucho las dos, pero finalmente su dama entendió que eso era lo que la hacía sentir mejor y la dejó ir, rechazando marcharse junto con ella porque no quería dejar a aquel que consideraba como un hijo, menos ahora que parecía estar enderezando
Cuando despertó al día siguiente, tuvo un agradable desayuno con su familia y amigos, y pasó un poco de tiempo con su hermana y los gemelitos antes de que ella los dejara con su niñera y accediera a su invitación para ir a conocer a Meri.Se sentaron junto a ella en el establo y la acariciaron suavemente mientras conversaban, seguían teniendo mucho por lo cual conversar hasta ponerse al día.—Así que el descerebrado de tu marido aún no ha podido conocer a su adorable descendencia, ¿eh? —comentó cambiando de tema cuando ella quiso preguntarle cómo había sido su vida en Lennox siendo la esposa del rey.—Oh, no. Ya fue bastante que se tomara el lujo de descansar luego de haber sido lesionado en la guerra. Ni siquiera pudo venir a tu boda después de haberse ido solo un mes antes. No puede simplemente abandonar el frente. —Suspiró tristemente, viéndose también muy preocupada, antes de fruncir el ceño—. Y no le digas descerebrado, él es un buen estratega y por eso tiene su puesto. —Kairi
—Shirley… —Kairi la miró con ojos muy amplios—. ¿De nuevo has estado leyendo todos esos libros sobre esa nueva ciencia llamada psicología? —La miro con una ceja en alto, a lo que la aludida hizo un mohín.—Oye, estoy hablando en serio aquí. —Le sacó la lengua infantilmente—. De cualquier modo… después de todo lo que me contaste de tu querido… perdón, quiero decir, el rey de Lennox —se corrigió ante su mirada fulminante—. Estuve pensando mucho en eso, no podía entender su manera de comportarse contigo. Así que idee la "teoría de la caja de cristal", y creo que es bastante acertada. Y si no lo es con él, entonces debe serlo con otras personas. De cualquier manera escribiré un libro sobre eso. —Sus ojos marrones brillaron con determinación.—Sí, aja. —Le sobó la cabeza con ternura, sin embargo, pronto su mano se congeló en su lugar y sus ojos una vez más se hallaron sumamente amplios al sentir algo que no había sentido antes—. ¡Shi-Shirley! ¡Está pateando! ¡El bebé está pateando! —Se l
¿Qué?No… eso no tenía sentido. Los reyes debían estar protegidos, ¿qué sería de un reino sin rey? Y esta ni siquiera era la guerra de Lennox, él no tenía por qué estar tan cerca del peligro arriesgando su vida. No cuando era un rey. ¡No cuando tenía un hijo que conocer! ¡No cuando podía morir!—Kairi, tranquila. —No fue sino hasta que oyó la voz de su cuñada que se dio cuenta de que estaba temblando—. S-seguro que estará bien y podrá conocer a su hijo. —Sonrió, pero sin parecer muy convencida, ¿ella misma no podía ocultar su propio miedo y preocupación y planeaba tranquilizarla?Oh, cielos santos, no había considerado esta posibilidad. Si Tristan había cambiado, entonces en serio quería darle la oportunidad de ser un padre para su hijo, ¿pero que se supone que le diría a su niño si se quedaba sin padre?—Calma, querida. —Sintió la mano de su casi-suegra apretar la suya reconfortantemente—. Le harás mal al bebé —dijo y eso fue suficiente para devolverle su compostura, ¿por qué dem