—Estoy feliz por ella, y Daniela lo sabe —Melissa asintió cuando observaba a su hermano hacer la maleta. Por la tarde saldrían en un vuelo, y como lo predijo, se irían juntos a Los Ángeles, y luego, después de unos días, irían a la isla junto con Daniela y los invitados para la boda—. Imagino que no dejan de hablar ustedes dos.Melissa se puso tensa y abrió la boca.—Como estoy en intensivo, y ella en otro mundo, hemos hablado poco.Javier arrugó el ceño y se detuvo en lo que estaba haciendo.—Qué extraño. Ustedes son inseparables.Melissa apretó la boca y negó.—Ella está con su familia, Javier, nos iba a pasar en algún punto.Javier se cruzó de brazos y se sentó sin dejar de mirarla.—¿Y por qué siento que estás diferente?Melissa alzó los hombros.—Porque lo soy. La vida ha cambiado para todos. Para ti, para Dani… para mí.—¿Estás bien? —Javier insistió y ella asintió de inmediato.No sabía cómo explicarle que estaba viviendo la mejor etapa de toda su vida.—Javi… yo realmente esto
Melissa no sabía qué sentir exactamente cuándo lo vio llegar al otro día. Ya todos estaban preparándose para salir, y ella estaba acomodando el velo de Daniela, cuando se asomó por la ventana y lo vio hablando con Víctor.Su garganta se secó enseguida, pero solo faltaban minutos para la ceremonia, y no podía saludarlo como quería en este momento.—¿Estás lista? —ella le preguntó a Daniela, y ambas caminaron rumbo a la salida.Los mellizos encabezaron la caminata, mientras ella se puso de gancho con Dani porque así lo había planeado, pero cuando Bruno se giró para mirarla, y escanearla de pies a cabeza, Melissa no supo si estaba más nerviosa que la misma Daniela.Luchó con sus fuerzas para mantenerse serena y forjar una sonrisa, caminó con Daniela entregándosela a Víctor, y luego se arrimó con los niños, para sentarse junto a su hermano.Detalló a Bruno, su traje playero, y la sonrisa que tenía al ver a su amigo en la boda. Entonces se concentró en la ceremonia, aunque siempre Bruno le
Melissa caminó hasta afuera soltando un suspiro largo mientras sentía que estaba llena de Bruno, cuando sus piernas se rozaban debajo del vestido. Estaba temblorosa con el corazón, latiéndole en la garganta y una mezcla absurda de culpa y placer recorriéndole el cuerpo.No sabía si quería reír, llorar o volver a buscarlo, pero se acomodó como pudo al salir, aunque si el vestido disimulaba, sus ojos debían hablar a kilómetros.Se sentó rápidamente al ver que Daniela y Víctor bailaban y sonrió al ver a los mellizos.La piel en su cuello todavía ardía. Su ropa interior estaba en algún rincón de aquella habitación, y Bruno… Bruno no había aparecido por el momento.El sol caía con suavidad sobre la arena, los invitados reían, las copas tintineaban, y ella… solo buscaba una mirada.Y la encontró.Bruno salió con un par de servilletas en la mano y las echó a la basura cuando se acercó donde estaba a ella. No disimulaba. No quería hacerlo. Su sonrisa era tan descarada como lo que acababan de
—¡¿Qué demonios es esto, Melissa?! —La voz de Javier tronó, apenas cruzaron la verja que daba al costado de la casa.—¿Por qué tienes que gritarme? —respondió ella, girándose con los ojos brillantes de frustración.—¡Porque eres mi hermana! ¡Y estás…! ¿Estás saliendo con Bruno Machiatti?—Sí… y estoy a unos metros de ti, Javier…Melissa sintió la mirada de Javier clavarse en ella, lo supo desde un principio, él debía saber quién era Bruno, y aunque no estaba preparada para algo así, no se dejó intimidar por su hermano.—¿Cómo es posible, Meli? ¡Mierda! ¿Tú sabes quién es él? ¿Sabes con quién te estás metiendo?Javier caminó en círculos, con las manos en la cabeza.—Sé quién es… —Melissa estaba agitada—. Sé perfectamente quién es…—Escúchame —Javier se acercó peligrosamente—. No solo es dinero lo que tiene… ¡Es lo que representa! ¡Es lo que puede costarte!Melissa lo miró fijo, con los ojos fríos y negó en silencio, entonces Javier la miró con una mezcla de rabia y dolor. Después suspi
El cielo de Lisboa los recibió con un azul radiante y un aire cálido que se sentía como una bienvenida. Cuando el avión tocó tierra, Melissa cerró los ojos por un segundo. No solo por el cansancio, sino por la sensación de estar entrando a una etapa distinta de su vida y lo que le esperaba.Bruno tomó su mano y la besó y ella forzó una sonrisa. No quería estar triste para él.—Llegamos —asintió en silencio y luego se bajaron para subir a un auto que los esperaba.Le encantaba Lisboa, y también estaba ansiosa por ver a Luca, y saber cómo reaccionaría cuando los viera.Cuando llegaron a la mansión, lo primero que escucharon, fue un grito, y a Luca corriendo hacia Bruno.—¡Llegaste! —Melissa sonrió cuando Luca se colgó de Bruno y lo abrazó con fuerza.Literalmente, Bruno era otro con Luca y eso no tenía discusión.—Lamento dejarte por tanto tiempo. ¿Cómo está mi campeón?—Te extrañé, pero esta casa es fabulosa… ¿Es tuya?—Es nuestra —los ojos de Luca se agrandaron. Por lo que Melissa hab
El silencio fue brutal.La pregunta de Luca flotó en el aire como una hoja suspendida en medio de una tormenta:Melissa se quedó completamente inmóvil. Sentía la mirada fija de los dos, pero su garganta se apretó. El niño la miraba con ojos brillantes, aún húmedos por las lágrimas de emoción, y Bruno… Bruno no decía nada. Solo la miraba. Con una mezcla de expectativa y algo más oscuro, algo que le recordaba lo mucho que él necesitaba.Y ella… ella no estaba segura de tenerlas para dar.No respondió.Ni Bruno insistió.Ni Luca volvió a preguntar.La escena se congeló, como si todos supieran que, si alguien decía algo más, todo podía construirse o romperse.Y entonces Bruno le dijo a Luca que quería mostrarle algunas cosas nuevas para él y Melissa les pidió un momento.Ella se quedó pegada a una pared tratando de acompasar su respiración y cerró los ojos. Esta situación no tenía retorno y en el momento entendió que, de cualquier manera, nada resultaría perfecto.***Días después, la ofi
Los últimos días en Lisboa fueron una mezcla entre despedidas silenciosas y emociones contenidas.Melissa no pudo encontrarse con Javier, pero según la llamada que se habían hecho, él estaría en Italia en unos meses para un trabajo personal de Víctor, así que descansó con esa idea.Ella llamó aparte a sus compañeras para tener una comida de chicas, y solo les mencionó que estaría muy ocupada, aunque todas ellas estaban intrigadas con su proceder y un posible viaje de la que Melissa no indagó mucho.En cuanto a Bruno, todos los papeles legales de Luca estaban listos, además, Bruno se había encargado de hablar con Luca acerca de esta visita que harían a Italia, y Luca parecía no estar nervioso. Y lo envidiaba.Ella tenía un par de nudos en su estómago imposible de desatar, porque si era sincera con ella misma, estaba aterrada por estar en el entorno familiar de Luca.Sin embargo, él que tenía todo bajo control, como siempre. Pero a ella le temblaban las manos.También estaba viendo sus
Un automóvil los esperaba justo al bajar de las escalerillas del jet. Melissa tenía la mano de Luca apretada mientras Bruno iba adelante, con sus gafas oscuras, impecables, y con esa expresión que ella ya empezaba a identificar: control total, pero tensión contenida.Él habló con unos hombres. Sus maletas estaban siendo pasadas a otro auto, y ella se metió con Luca cuando él ofreció una sonrisa. Él parecía un poco adormitado.—¿Estás emocionado?Él asintió con una sonrisa.—Sí, voy a conocer a toda mi familia.Melissa parpadeó al ver que él se lo estaba tomando todo de lleno, y acarició su rostro.—Claro que sí. Todos van a amarte.—¿De verdad? —Melissa asintió.—Por supuesto, eres el hijo de Bruno Machiatti…Luca sonrió más y en sus ojos se le notó la emoción que esto le generaba.La ruta hacia la villa Machiatti fue un largo trayecto por caminos serpenteantes entre viñedos y montañas. Bruno miró por la ventanilla en silencio la mayor parte del trayecto y solo cuando estaban cerca, t