Suspiro. ‘‘¿Qué quieres que te diga, Aiden? ¿Está bien? ‘‘Sacudo la cabeza’‘. Porque, ¿adivina qué? No está bien. Hay otra mujer que está embarazada por tu culpa. Me echaste de mi casa y la llevaste a vivir contigo. Desperdiciaste diez años de nuestra vida juntos sin siquiera pensar en mis sentimientos.
Me sorprende cuando tiene la gentileza de parecer tímido.
‘‘Lo sé. Podría haberlo manejado mejor. ‘‘Esta vez se pasa la mano por la cara y se detiene en la boca.
"¿Crees?"
“Mira, lo siento. Todo fue mentira. Te extraño. Quiero que lo intentemos otra vez”.
Él extiende su mano por encima de la mesa para tomar la mía, pero yo la aparto.
Lo miro con los ojos muy abiertos.
‘‘Estás bromeando, ¿verdad? ‘‘digo.
‘‘No, lo digo en serio.
Su mano vuelve a tocar la mesa. Esta vez, cuando me muevo, derramo café sobre la mesa, evitando por completo mi piel.
‘‘No seas así. Tú me amas ‘‘le suplica.
‘‘No, Aiden, no lo sé ‘‘digo.
‘‘Sí, lo haces. Te lastimé, lo entiendo, pero podemos superarlo. Solo regre