Capítulo 35
Plegando el acuerdo adicional, Leandro llamó a Yael frente a Luna.

—Trae un nuevo teléfono móvil y una nueva tarjeta SIM, hazlo ahora.

Colgó la llamada y su mirada no dejaba de clavarse en Luna. ¿Quién le había regalado esa ropa? Porque ella nunca compraría por sí misma, después de tres años de casados, él nunca la había visto comprar algo de marca. O ella se la daba a ella, o se vestía con camisetas de la calle. El vestido que llevaba hoy no lo había visto antes, no era de él. Cuando ella se fue de la villa, no se llevó nada. Entonces, ¿quién se la había regalado? No pudo evitar apretar los puños. Mirándola con esa ropa, cada vez le parecía más molesta.

—¡Quítatela! —De repente, se acercó y gritó con frialdad.

Luna se sobresaltó con su repentina elevación de tono. ¿Quería que se quitara la ropa? ¿Qué quería hacer? Leandro, al ver que no se movía, frunció el ceño y, en lugar de insistir, decidió actuar por su cuenta, quitándole la ropa. Cuando sus dedos tocan su hombro, ella retrocede
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