Capítulo 32
¡Dolor! Un dolor agudo y desgarrador, hacía que Luna apenas pudiera soportarlo. Su mente estaba nublada, y entre intensos dolores, deseaba sumirse en un sueño, pero también quería estar despierta. En esa lucha entre el sueño y la vigilia, finalmente se forzó a abrir los ojos.

Sobre su cabeza, un techo blanco puro y dos filas de brillantes luces LED. Se quedó allí un momento, sin poder reaccionar. ¿Dónde estaba? ¿Acaso había muerto? ¿Era este el cielo?

De repente, recordó el momento en que la patearon por el acantilado, y una oleada de terror la invadió. La sensación de ser tragada por la oscuridad al caer, la desesperación, el miedo a la ingravidez, todo eso volvió a ella, y de inmediato, el sudor frío comenzó a caer. Se despertó de su aturdimiento; recordó todo.

¡Leandro, él había ordenado su muerte! ¡Quería que ella muriera!

Sintiendo una asfixia casi mortal, se cubrió el pecho y luchó por respirar. Poco a poco, logró recuperarse del extremo miedo, y se apoyó para sentarse. En el air
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