—¿Reina?
Diego clavó una mirada mortal en la mano de Mateo que me sostenía, su voz repentinamente se volvió cortante.
—¡Valeria! ¡Más te vale explicarme de qué se trata esto!
Respondí con impaciencia. —¿Acaso hace falta explicar algo? Ya terminamos, ¿recuerdas?
El rostro de Diego se ensombreció al instante, luego soltó una risa fría. —¡Qué ruptura ni qué nada! ¿Acaso yo estuve de acuerdo? Aunque hubiéramos terminado, ¿no pudiste esperar ni un día antes de conseguirte a cualquier alfa que salió de quién sabe dónde? Valeria, ¿tan desesperada estás? ¿Acaso nuestros ocho años juntos no significan nada para ti?
Como Diego aún no había heredado oficialmente la Manada Garra de Sangre, no tenía las credenciales para reunirse con el rey alfa, así que no reconoció a Mateo.
Ivy soltó un grito dramático a nuestro lado. —¡Dios mío! Valeria, aunque estés haciéndole un berrinche a Diego, no necesitas ser tan... tan desvergonzada, ¿verdad? ¿No te das cuenta de que te estás poniendo en ridículo?
Claram