03. El Vestido de Novia

Las calles ya no estaban silenciosas. La brisa fresca soplaba en el ambiente haciendo que su cabello se ondeara. Los edificios altísimos de la ciudad brillaban con el resplandor dorado del sol mañanero.

El suave murmullo de los coches y la gente empezaba a llenar el aire.

Las calles que momentos antes estaban en silencio, ahora se habían transformado en un caos ordenado mientras todo el mundo se apresuraba para ir a sus actividades, y ella seguía en la marcha, insegura.

Con la vacilación más latente que antes, y amenazada con tener que casarse con un tipo loco, cruzó por su mente escabullirse, apresurarse a huir mientras fuera posible.

Y, cuando llegó a casa, su madre le apuntó que irían por el vestido de novia.

***

Nicolle caminaba por la calle junto a su madre arrastrando los pies y mirando el suelo. Sabía que hoy no sería un buen día para ella. Su madre insistía en que tenían que ir a escoger un vestido de novia para su boda pero Nicolle no estaba emocionada por la idea.

—¿Realmente tengo que hacer esto mamá? —cuestionó con un tono de voz desanimado, mientras seguía caminando en dirección a la tienda de ropa.

—Sí Nicolle tienes que hacerlo. La boda está a unas semanas y necesitas un vestido, ¿por qué sigues renuente a la idea? —inquirió su madre con un tono de voz serio.

Nicolle suspiró profundamente.

Paseó por el pasillo de la boutique.

—Este es el que quiero —decidió mientras señalaba un vestido blanco y sencillo.

—¿Estás segura? No parece algo que vaya con tus gustos... —soltó su madre con una mirada escéptica en el rostro.

—Estoy segura. Es simple y elegante, es lo que quiero —pronunció.

Finalmente después de algunas discusiones Nicolle logró convencer a su madre.

—Está bien Nicolle. Si es lo que realmente quieres, entonces será este.

Nicolle no estaba emocionada con la idea de casarse pero se sentía un poco mejor sabiendo que al menos su vestido sería de su agrado.

Al llegar a casa, fue testigo de cómo su madre anunciaba su enlace, señalando que poco faltaba para el día en que volviera a comprar en boutiques de lujo y casa de marcas.

¿Qué clase de persona era su madre?

***

Por su parte, Serkan le reclamó a su padre por la visita de la inoportuna joven. No lo hizo el mismo día, debido a lo ocupado que estaba.

—¿Por qué me apuntas? Jamás le dije que fuera a tu piso. ¿Dices que se presentó en tu puerta? —cuestionó incrédulo.

—Allí estaba... —giró el plumín entre sus manos, mientras miraba un punto fijo en la habitación.

—¿Que impresión te llevaste al verle?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —rugió.

—Es cierto, ha de ser igual, no puedes sentir culpa, ni remordimiento...

Serkan se quedó en silencio y colgó la llamada.

—No siento absolutamente nada... —susurró en la soledad —. ¿Soy siquiera una persona de verdad?

Entonces las imágenes se vaciaron en su cabeza...

Y su mente era un torbellino.

"Sostenía un cuchillo ensangrentado en su mano. Miró fijamente a la joven a sus pies, con su vestido blanco manchado por la sangre que brotaba de su cuerpo. Ella lo miraba con una ligera sonrisa, como si supiera algo que él no. ¿Cómo había llegado a ese punto? ¿Qué había sucedido para que todo se desmoronara de esa manera?

Serkan evocaba el instante que lo batió, como si alguien estuviera apretando su pecho con fuerza. Él sabía que algo estaba mal, pero no podía controlar sus emociones. Y ahora, frente a él, estaba la joven que dio un giro en él, yacía inmóvil, herida.

¿Qué había hecho? ¿Cómo podía haber llegado tan lejos? Sabía que necesitaba ayuda, pero ¿quién lo ayudaría ahora?

Antes de seguir por ese tedioso rumbo, se apartó del recuerdo y se enfrascó en terminar un pendiente, detestando sentirse desequilibrado, y que ella fuera la razón.

Siempre se volvía un motivo, pero esa vez no la iba a convertir en su obsesión.

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