Sibelle
En la niebla, oigo la voz del águila, me pide que despierte, jura que cambiará, jura que prestará atención a mis deseos. ¿Lo piensa de verdad?
¿Va a cambiar realmente? Lo dudo, no confío en él. Sigo haciéndome la inconsciente.
- Mi querida,
Su voz está muy triste, acaricia mi mano, deposita un beso en mi cabello.
- Mi querida, comienzas a darme miedo, por favor despierta.
Oh, el águila real que dice por favor, es realmente un momento único.
- Te amo, lo sabes, lo aceptaré y te lo diré: Te amo, mi querida.
Abro lentamente los ojos, me mira con una emoción intensa:
- ¡Te has despertado! Gracias, gracias,
Me besa y me abraza fuertemente contra él.
- ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
¡Tu comida está lista, voy a darte de comer!
Toma la bandeja de la mesa y comienza a darme de comer, abro la boca y empiezo a comer.
- Háblame, quiero escuchar tu hermosa voz. ¿Cómo estás?
- ¡Me duele!
- ¿Dónde te duele?
- Todo mi cuerpo me duele.
- Termina de comer, te daré analgésicos y luego irás a toma