Sibelle
Voy a mostrarle también que tengo algo que él codicia: mi juventud, mi dulzura y sobre todo mi valor. Tú también te arrastrarás a mis pies.
Después de haberme encontrado desnuda, ya no me molesto en esconderme. Al contrario, me acerco a él, lentamente, con este pecho que se mueve a cada paso, subo lentamente a la cama, la posición que tomo le da una buena vista de mis dos pechos pegados uno al otro.
Al verme así, tomando todo mi tiempo para acercarme a él lentamente, se lame los labios que se vuelven repentinamente secos. Al llegar a su nivel, levanto la sábana para deslizarme dentro.
Él se desliza detrás de mí y me abraza, siento su larga polla entre mis nalgas.
Me dejo llevar en los brazos de Morfeo.
Me despierto esta mañana, con las agujetas de la noche anteayer. No me duele más hoy que ayer. Ahogo un gemido cuando me incorporo. El águila acaba de salir de la ducha, es tan hermoso, pero tan cruel. ¡Eso le quita mucho a su belleza!
- ¿Qué pasa? ¿Te duele algo?
¡Le lanzo una