El olor a desinfectante que impregnaba el hospital creaba una atmósfera algo opresiva.
Tras una serie de exámenes médicos, confirmaron que el bebé de Sofía se encontraba fuera de peligro. El doctor simplemente le recetó algunos medicamentos para prevenir el aborto y le recomendó descansar más, además de mantener un estado de ánimo positivo.
Sebastián, que había permanecido a su lado durante toda la espera, finalmente pudo respirar tranquilo al escuchar la noticia.
Sin embargo, en ese momento le vino a la mente la imagen de mi rostro pálido cuando me desplomé en el suelo antes de que se marcharan.
Quizás Sofía percibió la distracción y preocupación de Sebastián, porque comentó con aparente despreocupación: —Sebastián, Yolanda no me empujó a propósito. Seguro se dio cuenta de algo porque hemos andado muy juntos últimamente.
—Pero, ¿estará bien haberla dejado sola en casa así?
Sebastián respondió con frialdad: —Se lo merece.
Tal vez porque me había escapado de su control y no sabía cómo