Lucas entró a su oficina, esa mañana. Tomó asiento y llamó a su asistente. La mujer apareció con rapidez en su oficina.
—Buenos días, señor. Pensé que estaría de viaje.
—¿De viaje? —repitió él con voz hostil.
—Sí… —Hizo una pausa— en su luna de miel. —murmuró.
—¿No ha visto los putos videos del desastre en la iglesia?
La mujer asintió lentamente.
—¿Entonces por qué me pregunta gilipolleces? No hay luna de miel.
—Lo siento, señor. No fue mi intención incomodarlo.
Lucas exhaló profundo. Necesitaba calmarse y pensar con cabeza fría.
—Necesito que me ubiques al mejor investigador de toda Madrid. —ordenó.— ahora sal de mi oficina y no regreses sin lo que te pedí.
—S-sí señor… —balbuceó la asistente.
Apenas la mujer salió de la oficina, Lucas tomó su celular para contactar a uno de sus amigos más influyentes en temas de redes sociales.
—Quiero que vengas a mi oficina. Daré una entrevista sobre lo ocurrido en mi boda. Quiero que todo el mundo sepa la verdad y que Jeremías pague por